¡S.O.S Humano!

A menudo escuchamos a las personas, sobre todo a los religiosos, hablar del fin de los tiempos. Cuantos no han predicho el fin del mundo basados en el libro bíblico del Apocalipsis. Desde décadas atrás, los escenarios bélicos (guerras), pandemias, desastres naturales e inclusive hallazgos arqueológicos han sido la excusa perfecta para que como seres humanos justifiquemos el exterminio de la raza humana.

En la actualidad estamos pasando por la pandemia mundial de COVID-19, aunada a la crisis económica que ha empobrecido a tantos países en los continentes, además del calentamiento global. El panorama puede hacerse más turbio al ver realidades como las de Afganistán en donde la condición de humanidad ha sido totalmente cercenada por la ambición incontrolable de poder, el caso de Haití cuya desmejora política, social, y económica adicional a los continuos desastres naturales le posicionan en valor cero (0) para el mundo. Y qué decir de los países de América latina done la inmigración es la bandera de aquellos desprotegidos en su propia tierra.

No parece ilógico hablar del fin del mundo cuando como seres humanos estamos aumentando la velocidad para que el planeta perezca. ¿A dónde se fueron aquellos religiosos que en lugar de llevar mensajes de desolación bridaban palabras de esperanza y aliento? ¿Dónde están los grupos ecologistas que luchaban por la conservación de los recursos del planeta? ¿Qué paso con las convenciones y acuerdos a favor de la paz, la defensa de los derechos de las mujeres y la protección de los niños? ¿Qué será de la unión de los pueblos que intercambiaban recursos para sustentar a sus ciudadanos?

Parece que todos estamos abocados a una sola cosa ¡NUESTRA PROPIA DESTRUCCION!

¡Es contigo humano, el mundo necesita de tu auxilio!