¡Saludos, amigos Scouts!

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Abraham está terminando un viaje de negocios, se encuentra en Colombia. Luego de diversas dificultades y un par de días de retraso, logra concretar positivamente su objetivo, ahora tiene que retornar a casa, en Caracas, Venezuela. Al llegar al aeropuerto de Bogotá se lleva la sorpresa de que su pasaje tenía fecha de regreso para el 21 de diciembre, pero era 23 y eran las 6 de la tarde. Le informan que todos los vuelos están llenos y que no hay cupos sino hasta el 28 en la mañana. Al escuchar esto, Abraham le dice a la recepcionista de la aerolínea que por favor haga lo posible por incluirlo en cualquier vuelo pero debe estar en casa más tardar a las 6 de la tarde del 24, ya que le lleva el regalo a sus pequeñas hijas. La azafata le dice que aunque quisiera ayudarlo no era posible, todos los vuelos estaban llenos.

Abraham no es hombre de aceptar un no, y menos en esa situación, le dice que no importa el monto, él estaba dispuesto a pagar lo que sea, pero no hubo resultados. Trató de hablar con otros pasajeros y ofrecerles cambiar boleto y a cambio le pagaría muy bien, pero ninguno quiso perder su vuelo. En eso suena el teléfono, era su esposa que le preguntaba dónde estaba, detrás de ella se escuchaban las niñas saludando a su papá…

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Era momento de buscar otra alternativa, ya que la primera opción había fallado. Abraham, luego de despedirse de su familia y prometerle a sus hijas que las vería el 24, se enfocó en resolver su problema como todo un hombre de negocios que es, tomando decisiones acertadas y pensando en frío.

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Primero se dirigió a uno de los cafetines del aeropuerto, dónde había visto que disponían de su dulce favorito para la venta, el cual, sin dudar, solicitó en la caja acompañado de un café. Nadie piensa correctamente teniendo hambre y estando estresado, se dijo a sí mismo. Ya habiendo cumplido su primera regla de negocios y encontrándose sereno, acudió al Terminal Nacional del aeropuerto, dónde preguntó en una aerolínea si disponían de boletos para algún vuelo con destino a Cúcuta, teniendo la suerte de que el próximo avión partiría a las 9:30pm.

Ya encontrándose a bordo, le escribe a su esposa, prometiéndole hacer hasta lo imposible para llegar a tiempo y estar juntos como familia. Cerca de las 10:45pm, Abraham se encontraba aterrizando en su primer destino, saliendo con toda prisa con su equipaje hasta la línea de taxis a las afueras del terminal, donde solicitó ser trasladado hasta la frontera con el estado Táchira, a la cual llegó siendo ya la medianoche, producto del alto congestionamiento vehicular con el cual se topó.

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Al llegar al puente Simón Bolívar, le es informado que el paso fronterizo estaba cerrado, pero para él no era una opción demorarse más, por lo cual intentó sobornar a uno de los agentes de seguridad, corriendo con la dicha de cumplir con su objetivo y, encontrándose en territorio venezolano, procedió a hacerse de los servicios de un motorizado para que le trasladase hasta el aeropuerto de la localidad, sufriendo una caída en el camino por culpa de la imprudencia de un conductor que estaba ebrio, quedando inconsciente algunos minutos, los cuales fueron suficientes para que un amigo de lo ajeno le despojara del morral que llevaba consigo.

Ya habiendo recobrado el conocimiento y sin haber sufrido ninguna otra lesión más que pocos raspones en su cuerpo, continuó con su marcha, cabizbajo por haber perdido el regalo de sus hijas, pudiendo llegar a Maiquetía al mediodía del 24 de diciembre, tras haber tenido la dicha de que su billetera se encontraba oculta en un bolsillo interno de su chaqueta.

Abraham, preocupado, agotado y adolorido, pudo llegar a su casa a las 3:00pm, con las manos vacías, siendo recibido con mucho amor por sus hijas y su esposa, quién estaba preocupada por él, al no saber nada de su persona ni de su travesía.

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Entendiendo ese hombre de negocios que habían cosas más valiosas que el dinero y el éxito financiero. Se encontraba sano, a salvo y rodeado de amor, compartiendo con sus hijas, su esposa y sus padres en otra navidad más, la cual era novedosa para él y los suyos. Sin regalos, sin lo material, pero infinitamente agradecido por haber llegado a tiempo a su hogar.

De esta manera finalizo mi participación en este interesante concurso, no sin antes invitar a mis compañeros @crisvera, @enrisanti y @cruzamilcar63 a participar a través del siguiente Enlace. Muchas gracias a todos por leerme. ¡Saludos y Bendiciones!

Hasta la próxima