Todas las asociaciones scouts de América, la llamada región interamericana, poseen como norma el registro scout, el cual consiste en la redacción de un carnet ó credencial donde quedan además registrados una serie de datos del miembro y por otra parte se le agrega a este proceso la creación de una insignia de tela, que suele ser tejida o bordada, en la cual aparece el año lectivo del movimiento y un mensaje propicio donde se marca la pauta para el plan de acción a seguir por lo jóvenes y el programa, durante ese año.
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En Venezuela se inició el uso de esta insignia calificada en 1985, aunque desde 1975 otros países de América ya usaban este distintivo como parte del uniforme, como es el caso de México. De manera tal que desde ese año todos los miembros reconocidos comenzaron a usar sobre el bolsillo derecho de la camisa encima de la llamada cinta asociativa, la insignia de registro, la cual también significaba una demostración visual que se estaba legalmente inscrito en la asociación.
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Luego en el año 1998 con el cambio del color de la camisa venezolana, la llamada “verde”, el actual, la insignia anual de registro se comenzó a colocar en el borde inferior de la manga derecha del uniforme. Estos “parches” de tela en algunas ocasiones dada su trascendencia han pasado a ser una especie de leyenda por la imagen o el mensaje suscrito, como es el caso de la de 1993 con la figura de Don Ramón Ocando Pérez el fundador, se usó durante dos años consecutivos. También la de la famosa frase que le dio la vuelta al mundo siendo inclusive galardonada por la Unesco: “Un mundo. Una promesa “, en el año 2007. De incalculable valor estos trozos de tela, cuanto encierran, cuanto compromiso alimentan, muy significativos que nos llevan siempre a recordar la acción anual y el movimiento al cual pertenecemos de forma espiritual y legal.
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