ACEITE Y VINAGRE.

Ese día fue el dolor de cabeza de mi madre, y una gran experiencia para ella de que, sus hijas iban ser terrible e inventoras. Su dolor comenzó, cuando aún vivía en mi hogar nacimiento, mi hermana tenía como un aproximado 8 años y yo 6 años. Entre los hermanos hay uno que es más inventador que otros, y mi hermana María era el genio de la travesura, y yo la seguía. Como diría mi madre: “No tenían más nada que hacer.” Una tarde mi hermana me dijo para realizar una ensalada, una gran ensalada en el piso de la cocina.

Y yo con gusto accedí a esta gran travesura. En aquellos tiempos se podía aun comprar los artículos de primera necesidad. Nuestros artículos de esta gran ensalada fueron vinagre y aceite, y poco a poco vertimos todo. El piso estaba resbaloso, y nosotros disfrutando de ese gran momento. Mi madre percato que estábamos haciendo alguna travesura, ya que estábamos calladas realizando este gran evento. Un evento que me acuerdo claramente por recibir una gran paliza, que parecía una payara, con cara de cocodrilo "yo no fui”, y una marea se quedaba loca.

Casi nos desheredan por el desastre que realizamos, y lo que le tocaba limpiar a mi madre. Gracias a Dios todo salió bien nuestro plan, pero con una gran experiencia que no se me va a olvidar. Yo le agradezco a mi madre por aguantarnos nuestras travesuras, y esta fue la más grande que las otras, sin contar que me metía papelitos por la nariz. ¡La niñez como se hacía ¡ Es vivir nuestras aventuras, explorar el mundo y volver locos a nuestros padres. Grandioso es el hombre que creo a nuestros padres con mucha paciencia, constancia y fuerza, porque otros no aguantarían tanta travesura y desastres.