Los coleccionistas / Mi vecino logró alcanzar los 33 hijos

1.- ¿Será cierto que, de una u otra forma, todos somos coleccionistas?

Más claro no canta un gallo y, hasta cierto punto, sin ánimos de ser artistas en el asunto, las personas somos o hemos sido coleccionistas. Por ejemplo, un vecino de mi barrio llegó a tener 33 hijos (resultó alegre el muchachón). Este señor nunca coleccionó monedas antiguas ni barajitas de los superhéroes ni caracolitos de playa, más sí fue hábil coleccionando novias, amantes y, en consecuencia, muchachitos. Se llamaba Ruperto, pero en el vecindario se le conocía como "don Reparto".

2.- ¿Alguna vez has coleccionado formalmente algo o piensas hacerlo en el futuro?

Cuando era niño llegué a coleccionar cromos de un álbum de Walt Disney, pero sufrí la frustración de no haber podido obtener todas las figuritas.

Posteriormente, debido al trabajo que tuve alguna vez, llegué a coleccionar decenas de muestras de rocas de distintas partes de Venezuela. También, hubo un tiempo en que las paredes de mi oficina estuvieron forradas por los dibujos que hacían mis hijas cuando eran pequeñas.

Ya por ahora, convertido en un vejete de la tercera edad, he perdido el interés de acumular objetos, porque me doy cuenta que reducen el espacio de nuestras casas, además de que acumulan polvo y sirven de escondrijos a las cucarachas.

Sin embargo, lo que sí me gustaría coleccionar de verdad son unas criptos a las que llaman bitcoins, pero creo que, como marchan las cosas en Venezuela, me voy a morir en el intento.

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3.- ¿Consideras que esta actividad tiene alguna utilidad o solo se realiza por orgullo personal?

Creo que cuando coleccionamos objetos lo que hacemos es practicar un hobby que nos gusta y nos entretiene. Y cuando la colección es más o menos cuantiosa, nos sentimos orgullosos de la misma y nos fascina cuando los demás la ven y dicen cosas como: “¡Guau! Esto es admirable”.

Puede que una colección sea de objetos de cierto valor monetario; por ejemplo, obras de arte, autos antiguos, monedas antiguas, billetes raros, etc. En consecuencia, dicha colección podría significar la existencia de una fortuna. De hecho, por ahí hay un programa de TV famoso llamado: “El precio de la historia”, donde aprendemos que un simple objeto antiguo puede alcanzar el valor de miles y miles de dólares.

4.- ¿Estás de acuerdo con quienes afirman que coleccionar se trata de un acto de egoísmo, ya que deseamos ser los únicos dueños de ciertos objetos?

Bueno, es probable que de vez en cuando aparezcan coleccionistas obsesivos. Esto se observa, por ejemplo, en las subastas de obras de arte, donde hay veces que un simple cuadro llega a venderse por varios millones de dólares, y eso, más que egoísmo, es una inversión para el que compra. Luego de allí, esa pintura, dibujo, escultura o lo que sea, será vendido seguramente a un precio superior. En realidad, si el egoísmo no existiera, tampoco existirían los ricos, y en esencia, los ricos son los que mueven la economía de los países.

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