Enseñar es aportar en el desarrollo de los niños y niñas para un mañana, es preparar a los estudiantes para la vida, a que sean personas profesionales y con valores, pero para llegar a esto, debemos tener presente algo muy importante.

Los docentes son el medio primordial que posee la humanidad para certificar el aprendizaje de los niños, pero desafortunadamente el contexto difiere mucho ya que infinidades de estudiantes a nivel mundial no gozan de una educación de calidad, ya desde antes de la pandemia se observaba en muchas instituciones la ausencia de los maestros en el aula, educar es un compromiso, no un 10 y 25. Cualquiera sea el nivel en el que se enseñe es preciso tener presente que somos parte fundamental de un sistema complejo, profesor o maestro, estamos siendo modelos a seguir por un grupo de personas anhelantes de nuevos conocimientos, de herramientas, de valores.

Pues cada profesional que va a consagrarse a la docencia está siendo reflexivamente un forjador del porvenir, y evidentemente, asume en sus manos la responsabilidad de fundar a los ciudadanos que en el futuro, asumirán a su vez el compromiso de tomar decisiones en gestion de una sobresaliente sociedad.

A mí en lo particular me apasiona lo que hago, mas allá de no recibir una remuneración acorde con mi trabajo, el solo hecho de saber que estoy aportando un granito de arena para la formación de los hombres y mujeres del mañana es para mí algo inexplicable, me llena de satisfacción el darme cuenta que la información que busco transmitir no queda en el aire, ya que muchos de mis estudiantes han sabido aprovechar todos los conocimientos brindados y han reconstruido un aprendizaje significativo.