Hola mi gente bella de la comunidad Scouts y sus Amigos. No hay como crearse hábito para hacer las cosas, porque esto nos garantiza que siempre estemos activos u ocupados en nuestra rutina común y escribir cada lunes, ya se ha convertido en una tarea agradable y cita a la que nunca suelo faltar.
Portada editada en PowerPoint con foto de Pexels
Esteban no tuvo la oportunidad de ir a una escuela a prepararse como él hubiese querido por ser miembro de una familia muy pobre que para ganarse el pan de cada día tenía prácticamente que mendigar porque en aquel pueblo eran escasos las ofertas de empleos.
De chico Esteban se ganaba la vida barriendo los frentes de las casas, cortando el césped de los vecinos o haciendo cualquier tipo de mandado o tarea encomendada y así fue creciendo.
Como no le estaba yendo tan bien ese último año, había pensado irse de aquel pueblo para probar suerte en otro lugar y además así dejar de un lado la tristeza que le embargaba, pues recientemente había perdido a su madre que era la única familia que le quedaba.
Esteban trabajaba duro para ganar su comida-Pexels
La mañana de aquel lunes Esteban estaba cumpliendo 25 años de edad y ya había decido irse ese mismo día a la gran ciudad y de repente cuando llegó a la parada de autobuses notó que una empresa extranjera estaba descargando un gran camión perteneciente a una franquicia de comida rápida, justo al lado de la parada de autobuses y como Esteban vio que necesitaban ayuda durante la instalación del local les prestó su servicio de manera gratuita, el dueño quedó encantado de la generosidad del joven que a partir de ese momento lo contrató como ayudante de cocina.
Esteban entonces decidió quedarse y aceptar aquel trabajo y en menos de seis meses se había convertido en un excelente asistente de chef, hasta el extremo que en alguna oportunidad el jefe le había confiado la preparación de algunos de sus platos y los comensales habían quedados satisfechos por el sabor y la buena presentación de los mismos.
Esteban había aprendido mucho del arte culinario-Pexels
Como el equipo de trabajo de aquel negocio era prácticamente foráneo los fines de semanas Esteban se los llevaba para su humilde casa, que a pesar de ser muy pobre quedaba en las afueras de la ciudad y tenía un patio muy sombrío y fresco y el joven les preparaba unas sabrosas parrillas con las carnes que ellos llevaban para asar.
Pronto la amistad entre Esteban y sus compañeros de trabajo creció y de igual forma aquella franquicia prosperó, al extremo que en el mismo pueblo se abrieron dos sucursales más y el jefe luego de conversar con todos sus empleados decidió nombrar a Esteban como el chef ejecutivo de uno de los dos restaurantes recién inaugurados.Ese mismo año de manos del presidente de la franquicia, Esteban estaba recibiendo un reconocimiento por ser el restaurante que el conducía, el de mayor venta y popularidad de aquella región. Sus compañeros lo abrazaron llenos de gozo, porque sabían que aquel joven no solo tenía talento para la cocina, sino que su cercanía y gran bondad se ganaba el corazón de todos los que llegaban a conocerlo.
Esteban estaba muy contento con su trabajo de chef-Pexels
