41º Concurso sobre Valores. / "La Prudencia"

  Analizar los valores que estamos ejerciendo, es responsabilidad de todas las personas, porque a través de esos patrones es que sabemos si estamos actuando correctamente en el entorno social donde nos desempeñamos diariamente.

  En vista de esto, me siento feliz de unirme al concurso sobre los valores que está auspiciando nuestra amiga @damisvilladiego , ya que es una excelente oportunidad para analizarlos. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Si bien es cierto que los valores están muy golpeados, considero pertinente resaltar que algunos de ellos tienen un nivel de deterioro más acentuado y, los motivos son infinitos, pero en lo personal, pienso que la actitud generacional tiene mucho que ver y, hago referencia de esto en plural, porque más allá de señalar a la generación actual, pienso que las pasadas también tienen que ver.

  Ahora bien, la prudencia sin duda alguna es uno de esos valores que está muy fracturado y, la inmediatez que actualmente se vive en nuestra sociedad es un detonante seguro para ese problema, porque las tres generaciones más resaltantes que ahorita tienen impacto en nuestra sociedad, no la están llevando a cabo de manera adecuada.

  Desde mi perspectiva, este valor que hace referencia al juicio, porque a través de él vamos a saber si nuestra acción se va a llevar a cabo en el momento adecuado, por lo tanto, cuando aplicamos la prudencia, nos brindamos la oportunidad de manera consciente o consciente de reflexionar el impacto negativo y positivo que dicha acción va a generar, ya que si hablamos o hacemos algo indebido podemos estar incurriendo en un error complicado de solucionar.

  El valor de la prudencia me ha enseñado que, si actúo con cautela, puedo prevenir problemas que no solo me afectarían a mí, sino a otras personas que estén involucrados y, hoy día pienso que debido a la inmediatez que estamos viviendo, es indispensable ser doblemente cautelosos, ya que la fragilidad de la generación actual nos lleva a vivir en una sociedad predispuesta y volátil.

  Les confieso que, para mí la prudencia es sinónimo de discreción, porque si decidimos ser personas prudentes, más allá de actuar por actuar, aplicaremos reflexiones que incluso con el paso del tiempo nos enseñan a ser audaces y, esto lo aprendí cuando llegué a mi etapa de adolescente, ya que comencé a pensar en todas las incomodidades que generé de niña al ser imprudente e incluso, el primer año de mi adolescencia; de hecho, mi problema con la depresión lo detonó justo una imprudencia de mi parte, por lo que, podría decir que de la peor manera, aprendí a darle importancia a este gran valor.

  Considero pertinente resaltar que, en nuestro día a día solemos estar expuestos a diversas situaciones peligrosas y, justo en esos momentos de riesgos es donde más necesitamos ser prudentes, por lo tanto, este valor también nos enseña que, para tener éxito en la vida, debemos tener en cuenta que todo lleva su tiempo y, a pesar de esos riesgos, si respetamos esos momentos, no vamos a correr ningún peligro.

  En esta etapa de mi vida, estimulo diariamente en mí el valor de la prudencia y, si les soy honesta, desde que tengo esta determinación he podido prevenir muchos inconvenientes desagradables. Por ello, cuando se me presta la ocasión, invito a la reflexión sobre todas las cosas buenas que podemos lograr si trabajamos en ser prudentes.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!