Efemérides al día: Día mundial del videojuego

¡Hola mis estimados amigos de Steemit!
Hace mucho que no integro una comunidad o que participo en algún concurso de la plataforma, por eso he querido estar activo en este.
Además de aceptar la invitación de @fjjrg quiero proponer a @mariu.espinoza @carlos7magnat @yancar para que lean y comenten esta publicación. Y gracias a @crisvera por organizar esta actividad.
Más que opinar sobre el tema, me gustaría compartir una experiencia sobre una época en la que de estuve inmerso en el mundo del videojuego.
Si bien estoy a favor de regular algunos tipos de videojuegos, sobre todo para niños pequeños por la naturaleza violenta del juego mismo, sé que es un porcentaje muy mínimo el de jugadores que luego se conviertan en personas violentas.
Estadísticamente es más fácil que el fanático de un deporte convencional -como el fútbol- se torne violento contra alguien del equipo rival, a que un videojugador realice actos violentos contra otra persona.
Pero el recuerdo que tengo es otra cosa.

(Imagen creada en Bing para esta publicación)

Estudiando en la universidad, tuve una época en la que había descargado DOOM y lo jugaba todas las noches hasta altas horas de la madrugada. Era un juego apasionante que te mete en una atmosfera oscura y violenta.
El juego trata de un sobreviviente en una estación espacial que es atacado por monstruos alienígenas y tiene que matarlos según van apareciendo por los niveles del juego y por las instalaciones de la estación. A medida que vas atravesando salas y pasillos vas recogiendo armas más potentes, pero tambien te vas enfrentando a extraterrestres más letales. Cuando abres una compuerta de la nave, no sabes cuántos enemigos te pueden enfrentar. Es parte del susto y la emoción.
Es un juego en primera persona y es muy sanguinario. Si bien los gráficos de los años '90 eran toscos y poco delineados, los efectos de sonido y la dinámica te atrapan de tal manera que te sientes dentro del juego.

(Imagen creada en Bing para esta publicación)

En mi cuarto, el monitor de la computadora se ubicaba contra una ventana que daba a un pasillo exterior. Cuando jugaba le daba la espalda a todo el cuarto y me sentía dentro de la estación espacial. Una noche en particular estaba determinado a matar a todos los extraterrestres que pudiera. Llevaba un par de horas jugando y siempre que abría una puerta se me helaba la sangre y se me erizaba la piel al ver de repente a los monstruos disparándome fuego.
Llegó el momento -tipo 3.00am- en el que estaba más sumergido en el juego. Me sudaban las manos. Me palpitaba el corazón. Mis nervios no daban para más. Respiré hondo y activé una puerta del juego, y BUM! Se abrió de súbito la ventana de mi cuarto y en la oscuridad del pasillo externo mi amigo Juan Carlos Rodríguez apareció con su cara de zombie: -¡¿Roberto estás ahí?! ¿Me puedes ayudar?
AHHHH!!! Casi me da un infarto!!!
-Se me quedó el carro a dos cuadras y necesito ayuda- me dijo.
Tembloroso lo ayudé y después de esa noche me costó volver a matar extraterrestres en el juego.