¿Qué si cuento con un plan B? B, C, D, E y quizás alguna letra más. Es que no está de más estar preparado, tener una alternativa. Es simple, por allí siempre esta rondando el señor Murphy con su ley.

Es que muchas veces asumimos que tenemos todo bajo control cuando las cosas están saliendo como lo habíamos planeado o como pensamos que deberían salir. Estar en la zona de confort nos lleva a olvidarnos de los imprevistos.

Quizás es por esto que muchas veces cuando algo no funciona o no termina de la manera que debería, nos quedamos en el aire sin tener una alternativa a la mano. Es en este preciso momento donde la progenitora de alguien sale a relucir.

No me digan que nunca lo han hecho.

Si bien es cierto que no se pude estar recorriendo el camino de nuestra vida pensando que todo puede salir mal, el tener un plan alternativo no daña a nadie. Es como esa famosa frase de una compañía de seguro: ES MEJOR TENERLO Y NO NECESITARLO, QUE NECESITARLO Y NO TENERLO

Simplemente, para que algo termine mal, solo tiene que estar funcionando. No es un pensamiento muy filosófico, es sencillamente realista. Todo, incluyendo el cuerpo humano, tiene un momento en donde puede presentar algún tipo de percance.

¿Qué mal puede hacer el tener una alternativa cuando aparece la ley de Murphy?

Tomando el ejemplo del vehículo que se nos presenta en el enunciado del concurso, algo por demás común, existen otras situaciones en donde debemos de tener una alternativa de emergencia.

<Por algo existe el caucho de repuesto.

• Vas a imprimir el trabajo final de alguna materia de la universidad o el bachillerato, la impresora no quiere trabajar.

• Vas a ver el tan esperado juego de futbol o béisbol, el certamen de belleza, el capítulo final de la serie o novela en la televisión y zas, se va la energía eléctrica (esto es algo muy común en Venezuela)

• Vas a ir a esa fiesta de quince años, matrimonio, graduación y al momento de salir, se rompe uno de los zapatos.

Así como estos ejemplos existen muchos. Algunos solucionables fácilmente otros, por el contrario, muchas veces no tiene alternativa y solo queda la resignación.