NUESTRO CENTRO DE MESA

in hive-183255 •  3 years ago 

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NUESTRO CENTRO DE MESA


No hay nada que más nos conmueva que el amor


maternal. Una madre muere protegiendo a su


hijo, cuando un automóvil los enviste, y ella en su


instinto, forma un escudo protector con su


cuerpo. En las crónicas de indias, encontramos


uno de los más bellos testimonios de lo que


afirmamos. Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en sus


vivencias de náufrago en la isla de Mal-Hado,


cuenta de los nativos: “Es la gente del mundo que


más ama á sus hijos y mejor tratamiento les


hacen; y cuando acaece que á alguno se les


muere el hijo, lloran los padres y los parientes, y


todo el pueblo y el llanto dura un año cumplido”.


El poeta Lezama Lima expresa admirablemente


ese desprendimiento del deseoso de su madre:


“No es por la puerta donde se asoma nuestro


abandono / es por un claro donde la madre sigue


marchando”. En un filme japonés reciente, un


detective cae moribundo y su dolor se resume en


dejar en orfandad a su progenitora. Llamada


universal la palabra “madre” y como dijera


Lezama nuestro centro de mesa.


ECOS

Si un ser amaba el conocimiento (más que la

literatura en sí), en Enrique Arenas Capiello,

apuntaríamos la flecha. Persona que te ponía en

aprietos sobre el alcance de tus disquisiciones.

Una vez me preguntó que tenían de reales, los

números reales; y de complejo, los números

complejos: La misma realidad y complejidad que

podríamos extraer de una definición de la poesía,

si dijéramos con Lezama, “el eco, el rocío, lo

esparcido en el mundo lucreciano”. Son ecos del

espíritu para el espíritu, o en palabras de Walter

Benjamin: “En el nombre el ser espiritual del

hombre se comunica con Dios”


CAJA DE CARTÓN

Nací en una caja de cartón y en ese momento

me pregunté: ¿Y si llueve?, ¿me volveré casa

de Noé?

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