🇮🇹
Li vedo in giro da anni.
Povere anime in pena.
Sono i turisti che vanno a Cuba con mogli.
Italiani o di altri paesi, cambia poco anche se mi sembra che i nostri rosichino un po' di più.
Del resto la cosa è comprensibile.
Mettiamo un 50/55 enne che, sempre con moglie al seguito, ha già fatto qualche viaggetto.
Egitto, Grecia, Spagna, Zanzibar, i soliti luoghi.
Capita a Cuba, anche in quella di oggi lontana parente di quella di 20 anni fa.
Vede tutto quel "movimento" e si chiede: "Dove cazzo sono capitato?".
"È il paradiso?"
Anche se gli sguardi diretti delle cubane non sono più quelli di tempo fa, uno straniero resta sempre sotto osservazione.
Essendo presente la di lui consorte il povero maschio caucasico, non potendo girare la testa per seguire il movimento di quel ben di Dio, cerca con gli occhi di seguire il tutto, occhi che rischiano di diventare come quelli di un camaleonte.
La moglie se ne accorge e, o fa finta di nulla, o scoppiano i casini.
Quasi sempre la seconda che ho detto.
Ricordo un tizio a Tunas con la moglie che si inventava un "jogging mattutino" per avere un ora e acchiappare la prima che trovava ed infilarsi in chissà quale potrero.
Poi prima di rientrare in hotel si bagnava la maglietta per dimostrare alla moglie che aveva corso.
Molti in quel contesto, professione permettendo, pensano già a convegni a cui presenziare da qualche parte del mondo per poi venire direttamente a Cuba in incognito.
Conobbi persino un medico pugliese che, per la moglie, era in Africa con Medici senza frontiere mentre puteava per la calle tunera.
I casini nascono se la moglie pretende un regalino caratteristico di dove il tipo, ufficialmente, dovrebbe essere.
A Cuba con la moglie...un po' come andare all'Oktoberfest con la Peroni, calda e sgasata, nel bagagliaio.
🇪🇦
CON SU ESPOSA
Los he visto por ahí durante años.
Pobres almas que sufren.
Son turistas que van a Cuba con sus esposas.
Italianos o de otros países, pequeños cambios aunque me parece que el nuestro roe un poco más.
Después de todo, es comprensible.
Digamos que un hombre de 50/55 años que, siempre acompañado de su mujer, ya ha realizado algunos viajes.
Egipto, Grecia, España, Zanzíbar, los lugares de siempre.
Ocurre en Cuba, incluso en la actual pariente lejana de la de hace 20 años.
Él ve todo ese "movimiento" y se pregunta: "¿Dónde carajos he acabado?".
"¿Es esto el cielo?"
Aunque las miradas directas de las cubanas ya no sean las del pasado, un extranjero siempre está bajo observación.
Como su esposa está presente, el pobre varón caucásico, incapaz de girar la cabeza para seguir el movimiento de esa bondad, intenta seguirlo todo con sus ojos, ojos que corren el riesgo de volverse como los de un camaleón.
La esposa se da cuenta y, o hace como si no hubiera pasado nada, o surgen problemas.
Casi siempre la segunda que dije.
Recuerdo a un tipo en Tunas con su mujer que inventó un "trote mañanero" para tener una hora y coger el primero que encontraba y meterse quién sabe qué podía.
Luego, antes de regresar al hotel, se mojó la camisa para mostrarle a su esposa que había huido.
Muchos en ese contexto, si la profesión lo permite, ya están pensando en conferencias para asistir a algún lugar del mundo y luego venir directamente a Cuba de incógnito.
Incluso conocí a un médico de Puglia que, para su esposa, estaba en África con Médicos Sin Fronteras mientras caminaba por la calle Tunera.
Los problemas surgen si la esposa exige un pequeño obsequio característico de dónde debería estar oficialmente el hombre.
En Cuba con su mujer... un poco como ir al Oktoberfest con el Peroni, caliente y sin gasolina, en el maletero.
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