GLI ACCESSORI DEL VIOLINO III atto: gli indispensabili/LOS ACCESORIOS DEL VIOLÍN III acto: los indispensables

ITALIANO
Il violino è dotato di quattro corde: Sol, Re, La, Mi. E sono indispensabili tutte e quattro. Non si può suonare su una corda sola perchè verrebbe a mancare tutta la varietà di note che fanno la buona musica. Magari si potrà su tre, forse anche due (sempre e quando gli spartiti lo permettano), ma su una sola la vedo dura (a meno che non si dia credito alla leggenda secondo la quale Niccolò Paganini vi riusciva, ma anche fosse, Paganini era pur sempre Paganini...). Quindi, avere a disposizione una muta di corde si fa imprescindibile: immaginiamo che una o più incorrano in qualche incidentino, saltando via. Una iattura, per il violinista di turno al quale mancano corde di ricambio. Capita infatti, specie quando le corde sono oramai troppo vecchie, che si spezzino al momento dell'accordatura. Può capitare pure con le corde nuove, se a procedere all'accordatura è uno studente alle prime armi, oppure chi come me s'è arrugginito per ben 16 santi anni. E infatti, a distanza di una settimana dall'arrivo del mio nuovo violino, avevo fatto saltare il Mi, la corda purtroppo più delicata e più a rischio di incorrere in incidenti di questo genere, essendo la più sottile. Ma potei piangere con un occhio solo perchè mi ero prevenuta. Infatti, oltre al violino, avevo ordinato anche tutti gli accessori indispensabili (e pure qualche altro di utile, sia pure di non vitale importanza). Avevo preso una muta di corde, scegliendola da una casa della musica che ne vendeva con doppio Mi. Ricordo che è importante avere più Mi di ricambio rispetto alle altre corde, meno suscettibili a saltar via (comunque, il La è meno difficile che salti rispetto a Re e Sol).
Questa è la foto della mia muta di corde, dalla quale manca il secondo mi perchè appunto già utilizzato e a tutt'ora sul mio violino (dal mio Moto G10):

Per la prossima volta vi presenterò un accessorio dispensabile, ma neanche troppo. Si tratta della sordina e nel prossimo post vi illustrerò il perchè la dispensabilità è soltanto apparente.

ESPAÑOL
El violín tiene cuatro cuerdas: Sol, Re, La y Mi. Y las cuatro son indispensables para tocar. No se puede tocar si hay una sola cuerda porque faltaría toda la variedad de notas que hacen buena música. Quizá se pueda tocar teniendo tres, quizá incluso dos. Siempre y cuando las partituras lo permitan. Sin embargo, una sola cuerda nos lo hace difícil (hasta cuando no creamos en la leyenda de que Niccolò Paganini tocaba un violín que tenía una única cuerda, pero, aun así, Paganini seguía siendo Paganini). Así que disponer de un juego de cuerdas se hace inevitable: imaginemos que una o varias de ellas sufren algún accidente, saltando. Un accidente lastimoso para todo violinista que carece de cuerdas de repuesto. Ocurre, sobre todo, cuando las cuerdas son demasiado viejas, que se rompen durante la afinación. Puede ocurrir incluso con cuerdas nuevas, si la afinación la hace un alumno novato o alguien como yo, que llevaba 16 años de oxidación. Y de hecho, a la semana de la llegada de mi nuevo violín, había reventado el Mi, la cuerda que infelizmente es la más delicada y la que corre más riesgo de sufrir este tipo de accidentes, por ser la más delgada. Pero, nada de llorar a moco tendido, pues me había prevenido. En efecto, además del violín, había encargado todos los accesorios indispensables (y algunos otros útiles, aunque no estrictamente indispensables). Había solicitado un juego de cuerdas, eligiéndolas en una tienda de música que vendía juegos de cuerdas con doble Mi. Les recuerdo que es importante tener más Mi de repuesto que otras cuerdas, que son menos susceptibles de saltar (de todos modos, la cuerda La es más propensa a saltar que el Re y el Sol).
Esta es una foto de mi juego de cuerdas, del que falta el segundo Mi, como que ya fue utilizado y todavía está en mi violín (foto sacada con mi Moto G10):

Para la próxima vez, les presentaré un accesorio prescindible, pero no demasiado. Es la sordina y en el próximo post les explicaré por qué muchas veces no se puede hacer sin ella.