Principalmente el universo ha sido y se mantiene siendo energía, todo lo que está en nuestro entorno es una gran fusión de energías de diferentes entidades, sin embargo más allá de estas existen seres inimaginables, desconocidos que se alimentan y se nutren con sus acciones por medio de esta, seres que nos ven desde la distancia en donde no podemos divisarlos o simplemente están a nuestro lado caminando, pero no poseen la fuerza necesaria para poder viajar de su realidad a la nuestra de manera corpórea; sin embargo algunos hacen con sus fuertes ganas pueden más que las leyes espirituales y estos nos visitan pudiendo hacer buenos o malos actos sobe el ser humano, dependiendo la naturaleza de estos podrían definirlos como seres de luz u obscuridad para la mayoría, suena fantasía pero en este mundo donde todo se resume entre realidad a lo que conocemos y a lo desconocido simplemente llamamos ficción.

Existen diversos tipos de seres que han quedado en el tiempo en ciertos espacios los cuales reviven sus actividades antes del fatídico momento que determino su pena, algunos quedando en pena esperando un buen acto de parte de un alma caritativa, otros ayudando a los seres que están en su camino y los demás infringiendo daños físicos, emocionales o simplemente algún tipo de mal sobre el ser que se encuentra en su camino; a pesar de esto, también existen algunos otros seres vivos que pueden hacer actividades paranormales las cuales pueden acompañarse por algunos entes enviados con fines de protección o agresión según sea el caso en específico para el momento.

En síntesis nuestro universo se encuentra en una constante lucha espiritual que muchos pueden pasar desapercibida, pero otros pueden hasta estar inmersos eventualmente en ellas, siempre buscando la paz o la guerra con los seres incomprendidos, los únicos a lo largo de nuestro amplio mundo y extendidamente al universo inexplorado.

A lo largo de toda la vida el ser humano se ha encontrado entre la realidad y la fantasía, anécdotas y aprendizajes empíricos para algunos, pero para otros son hechos divinos y situaciones espirituales que han servido de entretenimiento y estudio por un colectivo que se encuentra atento a todo lo paranormal.

En esta ocasión hablaremos sobre historias de viajes y aparecidos a la cual llamaremos “La casa del camino”.
Venezuela Diciembre de Mil Novecientos Sesenta y Cinco, Juan se encontraba ansioso por visitar a su familia en un pueblo distante a Ocho horas de carretera, tenía aproximadamente Tres años sin verlos debido a su trabajo, su Padre un hombre mayor de pelo canoso, alto y esbelto, su Madre una mujer de temperamento dulce, atenta y con mucho amor para dar, también sus hermanos menores que le esperaban ansiosos en casa unos días antes de la noche de pascua.

Llegó el día planificado para el viaje de reencuentro, Juan esperaba con ansias las Cuatro de la tarde y se despidió de todos en la oficina entre risas, abrazos, brindis programados y planes de descanso decembrino, dejó los papeles en orden para posteriormente firmar la boleta que indicaba su salida de vacaciones, rápidamente se dirigió al ascensor pero este tardaba mucho, por lo que decidió bajar las escaleras velozmente, Juan no podía disimular sus ganas de viajar y ver a la familia, esas ganas eran más grandes que el temor a la inclemente brisa fría y tiempo lluvioso que se divisaba en el horizonte desde la ventana de su oficina en el piso Seis del edificio del Parque Central; se hicieron rápidamente las Cinco de la tarde tras todo lo acontecido, tiempo de espera en la empresa para marcar su salida, caminata hasta el estacionamiento, y una charla con el gerente de la empresa felicitándolo por su manera de trabajar, pensaba por un momento viajar al otro día por el tiempo perdido pero sus ganas eran inmensas para viajar y no las podía desperdiciar el esfuerzo valdría la pena.

Todo esto lo acontecido no fue impedimento y así salió de su oficina camino a casa de sus padres, el frío se percibía en la húmeda brisa, sin embargo él poseía todo, estaba preparado para el momento, vehículo chequeado, un abrigo de cuero, música de rock latino, calefacción encendida, sólo faltaban unos regalos para sus familiares que compraría en la tienda cercana en el camino a casa, manejaría toda la noche para estar en la madrugada dentro de casa.

Paro en una gasolinera para comprar aperitivos en una tienda a las afueras de la ciudad, pensando en las horas de carretera sin ningún espacio de civilización, al entrar al auto sintió un escalofrió en su espalda cuando paso por el lado un hombre vestido de negro caminando tras la lluvia y le dijo feliz navidad y cuidado en la carretera, la noche se hizo para dormir no para manejar, simplemente sonrió, dio una mordida a un chocolate, tomo su café y preparo un aperitivo, acto seguido después de cenar su tentempié prosiguió a manejar, la carretera estaba oscura sin ningún tipo de civilización, la música se encontraba a un grado alto pero al fin estaba solo viajando y de esta manera no se dormiría.

El auto empezó a fallar por un momento, sin embargo tras orillarse pudo revisar y solo estaba recalentado, a lo cual dejo que se enfriara y lo encendió nuevamente, por el clima era casi imposible que recalentara sin embargo las cuestiones mecánicas pueden fallar en cualquier momento, Juan tras cuatro horas de manejo se encontró en la carretera con un accidente el cual había sucedido por un vehículo que derrapo y calló fuera de la carretera, pero antes de caer golpeo a un hombre que estaba tirado a la orilla de la carretera siendo verificado por transeúntes y curiosos, mientras que otros ayudaban al conductor y su familia a salir del auto accidentado.

Se bajó velozmente y ofreció su ayuda con la comida que llevaba debido a que la familia y el conductor no querían irse del sitio ya que la ambulancia venia en camino, el hombre estaba vivo pero golpeado en la carretera, era un poco frustrante el estar allí y no poder hacer nada, sin embargo ayudo con alimentos y agua mientras estaba a la espera, duraron dos horas hasta que llegó la ambulancia, minutos después cuando la escena se encontraba más tranquila se dirigió a su automóvil, para irse a casa pensando en lo acontecido, fue un poco más lento en su trayecto pesando que esa elección de viajar no había sido buena pero ya estaba encaminado y a varias horas de distancia sin poder regresar porque perdería mucho más tiempo de viaje, tampoco habían hoteles cercanos para descansar y la lluvia torrencial era fuerte; se encontraba un poco cansado y con ganas de tomar agua, pero la había otorgado a la familia accidentada, a veces una buena obra te puede repercutir en el futuro, a lo que tomo un vaso y sin pensarlo bajo la ventanilla para llenar un vaso de agua de lluvia y tomarlo, sencillamente el sabor jabonoso era lo menos importante pero pudo saciar sus ganas de tomar el vital líquido.

Unas horas después de tanto manejo, aproximadamente a la dos de la madrugada faltando tres horas para llegar a casa, cae con su vehículo en un pozo dentro de la carretera dañando una llanta del vehículo en la maniobra para recuperar la estabilidad, la lluvia era inclemente; sin embargo Juan cansado logró divisar una casa con sus pequeñas luces a lo lejos dentro de un pequeño terreno, caminó agotado hasta llegar a la puerta y tocó pidiendo auxilio hasta el momento en el cual salió una anciana con ropa roída, pero muy amable con una sonrisa y un pequeño candelabro en su mano para alumbrar los pasos, a lo cual le atendió con mucho cariño y pregunto qué le había pasado, Juan explico su problemática y lo vivido en la carretera a lo cual la anciana lo veía de manera triste, solo ofreciéndole un poco de agua y una colchoneta donde descansar, juan asintió con pena a la petición de quedarse y reposar, la anciana le dejo una manta, una almohada y luego se fue al cuarto, diciéndole a Juan:

—Hijo si estoy dormida cuando de vayas, no te preocupes te dejo la puerta abierta para que no pierdas tiempo, considera que estas en tu hogar— esta actuación le recordó a su madre, acto seguido la anciana se encamino a la habitación y cerró la puerta de su habitación, Juan se acostó y cayó como una roca en la cama.

Despertó casi a las Cinco de la mañana reconfortado por el sueño —Aunque fueron pocas horas de descanso su cuerpo sentía lo contrario— sin embargo al levantarse noto que aún la anciana estaba encerrada durmiendo, a lo cual hizo caso a sus palabras y partió a reparar el vehículo sin molestar a la anciana, caminó hasta el vehículo, cambio la llanta averiada y partió a casa rápidamente, estando muy agradecido con la anciana pero apenado por no poder despedirse ; al llegar a su pueblo respiro profundamente el clima de montaña y el aroma característico, le llevo a momentos de su infancia, pronto llego a casa y contó a su familia todo lo acontecido en su travesía, su madre bendijo a la anciana y su padre considero regalarle un presente a la anciana en el viaje de vuelta, juan asintió y procedió a disfrutar los días de fiestas.

Todos los días fueron felices, el frio de la navidad era característico sin embargo las montañas estaban reverdeciendo y los ríos estaban con más vida de lo normal, era un paraíso, llegó el día de la partida de Juan, no quería irse pero debía hacerlo, preparo su auto y partió muy temprano con el temor de no volver a manejar de noche, al acercarse a casa de la anciana pudo divisar donde estacionar el vehículo y camino hasta la casa, pero cuando llegó al sitio con su cara de felicidad, pudo observar una casa derrumbada, con pequeños cimientos a simple vista, deteriorados por el hastió del tiempo, simplemente era algo increíble, era algo impensable, quizás estaba equivocado, caminó al patio y pudo observar entre unos árboles una lápida que decía en su epitafio:

—“Madre, amiga y compañera siempre fuiste y serás la madre de todos”— una brisa cálida sintió detrás de su cuerpo, y a la distancia pudo observar a la anciana saludando a lo lejos mientras desaparecía, Juan no sabía que hacer solo lloró de la emoción y la sorpresa, mientras le dejaba en su tumba un regalo tal cual como lo había pensado, diciendo gracias y partiendo a su hogar, cuando estaba a punto de subir al auto un hombre se acercó y le pidió un aventón al pueblo más cercano, el hombre se sentó en la parte trasera del vehículo, Juan le comentaba lo sucedido y este le dijo:
—La madre de la zona se llamaba Rosa, ayudaba a muchos y aun hace lo mismo , sin ningún interés, a pesar de estar muerta para muchos— Juan se sorprende y agradece al hombre por su historia, le ofrece un poco de pan y el hombre lo toma en sus manos agradeciendo el gesto, luego juan se concentró en la carretera y cuando estaba cerca del pueblo al cual se dirigía el hombre le preguntó
—¿Dónde se queda, amigo?, no hubo respuesta.

Al ver por el retrovisor no había nada, solo el trozo de pan sin morder y una moneda de oro de regalo, Sorprendido y agradecido siguió su camino a casa con un poco de temor pero a su vez con una tranquilidad reconfortante, guardó la moneda como un amuleto y cada vez que retornaba a casa de su madre a pesar del tiempo le dejaba flores a la anciana Rosa y un trozo de pan a su amigo espiritual en forma de agradecimiento por el cuidado en su travesía.