Saludos amigos de @worldofxpilar me alegra participar en este espacio de escrita de la amiga @franyeligonzalez “UNA IMAGEN, UNA HISTORIA
Esta imagen me llevo a recrear esta misteriosa historia.

El eterno atardecer

Era un día caluroso, parecía que los rayos del sol se intensificaron con el pasar de las horas, José estaba en el trabajo y la jornada se le hizo eterna.

Ya había llegado la tarde y las personas en la calle parecían como aceleradas con un caminar muy rápido, por el calor solo querían llegar a casa, para José no era diferente así que quiso apurarse.

De repente, comenzó a salir vapores por las alcantarillas como que el calor hubiese calentado el agua que se escurría debajo de la ciudad.

Y comenzaron a sonar las sirenas de los bomberos que salieron, a toda marcha porque había alerta de incendio en varias zonas.

El cielo se tornó color ámbar, como un atardecer de fuego, del cielo surgieron llamaradas que fueron quemando todo a su paso, edificios, parques, casa fue así que comenzó el caos.

José observaba la gente corriendo y gritando porque eran alcanzados por el fuego. Y sólo le quedaba buscar como auxiliar a las personas.

Los que pudieron se metieron en el banco, pensaron que las bóvedas podían ser un lugar para resguardarse. Pero como la desesperación se apoderó de las personas, fueron pocos los que entraron al lugar y tuvieron que permanecer encerrados.

Así pasaron unas horas y abrieron la puerta. José quiso salir a ver qué había sucedido. Aquello estaba desolado las casas estaban envueltas en cenizas y en la calle solo se veía una nube gris intensa cayendo desde las partes más altas y el ambiente enrojecido como que aquel atardecer se hubiese detenido.

El cielo parecía estar cubierto de sangre, porque los rayos del sol se veían como que pudieran tocarse.

José camino muchos kilómetros y no encontró ningún sobreviviente, así que decidió regresar donde estaban los demás, y tomó una bicicleta que estaba entre los escombros y una mochila en la cual iba colocando los alimentos que encontraba.

De repente, escucho un ladrido, era el perro que acompañaba el camión de los bomberos y se acercaba con mucha inquietud, así que decidió seguirlo, y el perro lo guió a un lugar donde se encontraban otros sobrevivientes.

José les dijo que estarían mejor en el banco y así fueron recolectando el camino lo necesario y se dirigieron donde estaban los demás guiados por José en su bicicleta y el pequeño perro guardián bomberil.

Desde entonces en aquel atardecer eterno el perro era el compañero de José en cada jornada de expedición para buscar alimento, mientras estuvieron en aquel terrible lugar donde sólo los mantenía vivos la esperanza de que fueran rescatados.