Concurso Semanal, "Creando Microrrelato Semana #29" || Tú otra vez

—Está bien, Carlos, no tienes por qué repetir ese poema otra vez. Entiende que debo irme ya.

—Pero, pero, puedo hablar con el capitán del barco, Lucía.

—No te amo, Carlos. Déjame sola.

Un estrecimiento sintió Carlos en su pequeño cuerpo al escuchar estas palabras. Fue un terromoto que casi lo deshizo. De hecho, para cuando Carlos despertó de nuevo, yacía en la Clínica San Pedro.

Estará bien, señor, tranquilo. Para ese mal de amores, un buen viernes, ¿no?—dijo el doctor antes de una corta carcajada.

Pero a Carlos no le bastaría ni un viernes, ni un sábado, ni un domingo en misa. Simplemente fue un ser que fue desvaneciéndose como paja que se lleva el viento.

Así es cuando uno ama a quien no nos ama.

A pesar de todo, Carlos sabía ella volvería dos meses después. Por eso, optó por una estrategia radical.

* * *
—Lucía, Lucía, por aquí. ¡He traído las rosas que tanto te gustan!

—Carlos... te has excedido.

—Para nada. Tu felicidad es la mía. Anda, ya, huele este jardín en miniatura que he traído para ti.

—¡Tu cara, Carlos!

Lucía no pudo sentir otra cosa, sino escalofríos al ver la cara de su eterno pretendiente. Corrió de vuelta tan desesperadamente al barco del cual había salido, que tumbaba a cuanto estaba en su camino.

—Lucía, ¿no es Tom Cruise tu hombre favorito? Le dije al cirujano que me dejara la cara igual a la de él. ¡Lucíaaa!

Entre el montón de pasajeros del Great Hope, Carlos vio salir a Lucía de nuevo del barco. Mas esta vez no iba sola. Iba cargada por un hombre alto, fornido, al cual Lucía miraba como su más gran héroe.

Sintiendo que empezaba a deshacerse de nuevo, Carlos le inquirió:

—Lucía, ¿por qué? He sido y he hecho de todo por ti, y aún no me amas.

—No me gustas ni con otra cara.

—Pero..

—No has sabido capturar mi corazón, pero sí que me llevaste hoy a que este grandulón lo hiciera.

Y, allí, de nuevo en el puerto, Carlos fue un terremoto. Para siempre.

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