Imagen de dlsd cgl en Pixabay
El diluvio en los días de Noé está relatado en la Biblia y sin duda hay mucha evidencia de que ocurrió. Ese diluvio puso de manifiesto la ira de Dios como nunca se volvería a ver. Eliminó todo lo que había en la Tierra: plantas, animales, personas. Y nos preguntamos, ¿acaso no pasaron unos 2500 años desde el inicio? ¿No sabían hacer un bote? Eran muy limitados... No, seguro que tenían botes de muchos tipos, pero llovió 40 días y 40 noches, ¿quién aguanta eso? Además, se inundó hasta la montaña más alta, no había más cultivos ni agua potable, y todo estuvo bajo agua alrededor de un año.
¿Qué pasaría hoy si hubiera un diluvio así? ¿Qué ocurriría con los hospitales, la energía, las comunicaciones, la red de suministros? No hay comida suficiente para un año, y menos para 8 mil millones de personas. ¿Qué búnker podría sobrevivir? ¿Qué barco soportaría no tener recursos durante tanto tiempo? La catástrofe hoy en día sería inimaginable, pero debemos estar tranquilos: Dios prometió que nunca más acabaría con todo lo que respira de esa manera. Solo destruirá a los humanos en su juicio final, y tal vez sus mascotas y descendencia también mueran. Así acabó con generaciones de personas en el pasado, pero ahora Dios ya no interviene de esa forma, es una cuestión personal con cada uno.
Sin embargo, hay buenas noticias: el juez de toda la Tierra ha aplazado el juicio. Lo que está haciendo ahora es notificar a los acusados sobre su destino, pero se dispone a juzgar a la humanidad por sus acciones y por haber olvidado a Dios. El arcoíris es una promesa de que no traerá otra destrucción igual. Hoy, Dios solo quiere salvarte, no juzgarte. Su poder está reservado, y solo está disponible su misericordia. No quiso que Adán muriera sin descendencia, y aunque no podrá salvar a todos, al menos serán más que los que siguieron a los dioses infieles al principio. La nueva humanidad será más madura, incapaz de soportar la mentira y al mentiroso que arruinó a todos los humanos. Por seguirlo, morimos y seguiremos muriendo, por eso hay que buscar a Dios mientras aún haya tiempo. Nunca antes hubo este nivel de comunicación, y tal vez la notificación de Dios se acelere en esta época.