Ganas de hablar del tema extraterrestres.
Aca va.
Los extraterrestres serían una raza superior en el imaginario, no seres pobres y lamentables.
Además, tendrían que ser visibles, ya que solo vemos la luz visible, que es la parte del espectro electromagnético que nuestros ojos pueden percibir. Esta luz representa solo una pequeña fracción, un rango bastante estrecho, desde aproximadamente 400 nanómetros (violeta) hasta 700 nanómetros (rojo). Todo lo que está fuera de este rango es invisible para nosotros.
El 90% del espacio es un misterio para nosotros, pero algo debe haber allí.
Además, deberían usar un lenguaje que entendamos. Nuestro lenguaje está basado en el aire, pero en el espacio no hay aire para transportar las ondas de sonido.
Su tamaño también debería ser coherente; no podrían ser minúsculos y gigantes al mismo tiempo.
Si pudieran llegar hasta aquí, ¿por qué lo harían si nuestros avances no valen nada? No alcanzamos la velocidad de la luz, que sería un atractivo demandante.
Hay demasiadas incoherencias. Casi parece que pedimos que sean algo como otro humano, pero gris.
Si se lanzaran a viajar hasta aquí, tendrían que ser seres eternos, porque las distancias son mortales para nosotros. ¿Y por qué lo harían si somos una raza destructiva que, cada vez más, se hunde en la autodestrucción? No estamos en condiciones de recomendar nuestro mundo al universo como un destino turístico.
¡Bomba, bomba, lleve una por tres! Cualquiera con un poco de avance, y con sentimientos de protección, no traería a sus hijos extraterrestres aquí para que les hagan bullying.
Estamos solos, o al menos no podemos ver lo que hay allá afuera. Ha pasado mucho tiempo en el universo y debería haber vida por doquier, como la que hay en la Tierra. El universo debería estar rebosante de vida por todos lados, pero volvemos con vacío y soledad. Estos sentimientos no nos gustan, porque ver está directamente conectado con nuestras emociones. Esta soledad universal debería hacernos replantear lo increíblemente importante que somos los humanos. Si lo entendiéramos, podríamos llevarnos mejor, ser más leales y correctos. Así, la vida tomaría color, no oscuridad.