—¡Ay, Dios! Me estafaron — dijo la chica entre llanto e histeria.

     Eran las 11:45 AM y yo apenas comenzaba mi turno laboral en el pasillo 4 del Centro Comercial, justo frente a la Casa de Cambio donde lloraba la muchacha.

—Cómo pude ser tan ingenua —y el llanto era trancado, como con el pecho reprimido—…, me robaron, diosito, me engañaron ¡Por qué!

     La verdad, yo jamás había visto una escena igual; si tal era el caso, la joven rubia de la Casa de Cambio devolvía los billetes alegando que estaban falsos y se los recibían, los observan por ambos lados y se retiran en silencio, como si en el fondo supieran que son falsos en verdad y no se puede refutar eso, pero en los seis meses que llevo trabajando de guardia de seguridad en este Centro Comercial, jamás una escena o un llanto como la de esta joven de cabello obscuro y piel morena.

—Señorita, yo le juro, no tengo ni para comer —dijo con voz ahogada a la chica de la Casa de Cambio—, eso era todo lo que tenía, esos billetes que terminaron siendo falsos ¡No…!

_{Fuente imagen editada en Photoshop}

     La rubia de la Casa de Cambio le dio un café, le colaboró con un dinero, luego vino el moreno del local de computadoras y de la misma forma la anciana de la tienda de bufandas, todos les dieron, como si de un diezmo se tratase, la limosna a la morena que lloraba.

     Después de que la chica se fuese y la tensión se normalizara en el pasillo 4, me acerqué al local de la Casa de Cambio y le pregunté lo sucedido a la chica rubia:

—¡Ay, Dios! Fíjese que es una venezolana, vendió todo en su país por apenas unos billetes de dólares, pero todos dos eran falsos, la pobre no podía creerlo… Usted entiende, le robaron prácticamente las cositas que creía ella, había vendido… Si yo le di café para que se calmara, además de unos billeticos…, por supuesto, los amigos de los otros locales le completaron el pasaje y la señora de Servicios Generales le dio almuerzo; es que ni se imagina…, esa mujer venezolana se dirige a Perú, allá la espera una amiga para trabajar en una verdulería.

     Toda la tarde recordé el llanto de aquella joven, su cara de preocupación y su decepción por la gente, su situación de abandonar todo lo que conocía y la valentía de emprender una nueva etapa de su vida, pero fue cuando el Centro Comercial había cerrado y los locales estaban todos sin dependientes, apagados y en silencio, que entendí otra lección de vida, aunque la maldad exista, “Nadie estafa a los valientes”.

---

---

Saludos y buenas vibras a todos. @adeljose, comunidad de #WORLDOFXPILAR, Gracias por leerme

---

---

✩.•*:｡• ° • . • *:｡✩•

Enlace del concurso

---