A veces en la vida, como todos, creemos tener el tiempo en nuestras manos. Creemos que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer las cosas que deseamos o para poder demostrar el amor, y la verdad es algo muy equivocado.

Hace un tiempo experimente un proceso fuerte en mi vida, la muerte de mi primera hija de tan solo 8 meses nacida. Aunque sabia que su tiempo con nosotros podría ser corto debido a una enfermad del corazón con la que nació, pensaba que si tendríamos mas tiempo.

Lamentablemente no fue asi. Aunque sus 8 meses con nosotros fueron los mejores, siento que fue muy corto.

Me hizo pensar que de saber cuanto tiempo tendría quizás hubiese hecho algunas cosas un poco diferente, como dormir mas con ella, cargarla mas, abrazarla mas mas, besarla mas. Pensaba, creía que si tenia tiempo, y aunque lo tuve no fue suficiente.

Con esto he aprendido a valorar y apreciar cada momento, entender que hoy estamos pero mañana no sabemos.

Valoro cada logro de mi segunda hija, cuando dio sus primeros pasos, sus primeras palabras, su primer dia en la escuela, cuando escribió su nombre por primera vez.

Debemos amar y atesorar cada segundo, cada recuerdo que queda plasmado en nuestras memorias es un tiempo que no regresara, pero que podremos revivir al recordar.

He aprendido que no puedo controlar el tiempo, pero si como lo vivo. Puedo controlar como administrarlo para si disfrutar cada momento.

En estos tiempos donde todo es tan acelerado, donde nos enfocamos mas en lo virtual que en lo real es importante detenernos un momento, respirar y mirar hacia arriba para agradecer el tiempo que hemos tenido de trabajo, de disfrutar con la familia, de descansar.

Recuerda, hay tiempo para todo. Para reir, llorar, jugar, trabajar, dormir.

Solo debemos tomarte el tiempo para tener tiempo.