Concurso de escritura "136" "La montaña misteriosa"

En medio del siglo 7, mucho antes de la era que nos ocupa, llegó a la Tierra una descendencia de los dioses, todos ellos de aspecto exuberante. Se ocultaban de la humanidad en la montaña sagrada, donde la luz divina les confería un poder sobrenatural. Durante esta etapa, cada día ampliaban sus conocimientos en ciencia, matemáticas y todas las disciplinas más complejas. Sin embargo, su apariencia tan singular los llevó a entender que los seres humanos despreciaban lo que era diferente.

Decidieron crear una poción exclusiva de los dioses y, con la ayuda de la prensa, promocionaron este elixir como la fuente de la vida eterna. Para demostrar su efectividad, ofrecieron la poción a ancianos al borde de la muerte. Lo asombroso ocurrió: comenzaron a rejuvenecer. No obstante, no disponían de suficientes dosis para toda la humanidad. Así que organizaron competencias para que las personas ganaran el derecho a beberla.

Estas competencias involucraban artefactos desconocidos para los humanos y se volvieron cada vez más desafiantes. Pocos lograban superarlas, y aquellos que fallaban eran sacrificados, siguiendo las reglas que imponían que solo quienes demostraran un valor genuino merecían la vida eterna. El miedo a morir desalentaba a muchos, y la brecha en el progreso se ensanchaba.

Los humanos rejuvenecidos fueron alejados de la vista del público, y el tiempo pasó. Eventualmente, se cumplió lo que habían temido. El ser superior que los había confinado en la oscuridad emergió de la montaña y les infligió el mismo castigo. Todos se tornaron verdes, y la búsqueda de la inmortalidad había vuelto locos a todos. Sin emociones ni sentimientos, la humanidad buscaba una solución, ya sea química o religiosa, para redimirse, pero cada día se sumía más en un mundo vacío, sin futuro ni amor.

Este relato nos lleva a reflexionar sobre las obsesiones contemporáneas, como la búsqueda de la última tecnología, los bienes materiales y el vacío en las relaciones familiares. En nuestras manos queda evitar manifestar el egoísmo que caracterizó a los seres verdes.