Una imagen una historia

  La escritura es un arte que durante el transcurso de los años ha sido merecedora de diversos créditos muy importantes porque, a través de ella se logran conexiones sorprendentes y es una técnica tan positiva que, también la han consagrado como un hábito terapéutico.

  Partiendo de lo anterior, me siento complacida de decir presente en esta dinámica auspiciada por nuestra amiga @franyeligonzalez porque, es una excelente oportunidad para conectar. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  La etapa universitaria ha comenzado para Erik y, esto en su vida implica que debe mudarse a la ciudad de Toronto porque allí queda la universidad donde estudiará Comercio Internacional. Él está muy emocionado porque desde muy pequeño soñó con llegar a ese nivel y, su familia no deja de hacerle saber que están muy orgullosos de la constancia, disciplina y dedicación que aplicó para ser merecedor de ese cupo universitario en la mejor universidad de Canadá.

  Con mucha ilusión Erik emprendió su viaje y tres días después de estar radicado en Toronto, comenzaron sus clases. Durante ese tiempo él había estado notando una conducta que desconocía en su totalidad porque, en Greenwood (Su ciudad natal); la tecnología no estaba avanzada ya que, en dicho lugar solo hay teléfonos de casa.

  Todas las personas que Erik veía estaban sumergidas en el teléfono celular. Él los saludaba pero, no tenía respuesta porque estaban concentrados en lo que estaban viendo en esos equipos. La intriga fue tan grande que, se atrevió a preguntarle al profesor de su primera clase por qué todos parecían zombies y, la respuesta que obtuvo fue que quien no está en Internet, es una persona nula.

  La respuesta del profesor fue tan impresionante para Erik que, al finalizar las cuatro clases que tendría ese día, se fue a una tienda de teléfonos móvil decidido a comprarse uno porque no estaba dispuesto a ser un inexistente y, en vista de que no tenía conocimientos de estos equipos le pidió a la vendedora que le explicara cómo utilizarlo.

  Para Erik era surreal ver que en ese equipo podía comunicarse en tiempo real con alguien; jugar, realizar alguna operación bancaria e incluso tener una agenda de actividades y que esta aplicación le recordara qué le correspondía hacer en un horario o día específico. Él estaba tan sorprendido y fascinado que, esa noche no durmió y mucho menos estudió lo que tenía pendiente para la clase.

  El nuevo día llegó. Erik sin dormir y mucho menos desayunar; se fue a la universidad y mientras caminaba en el pasillo notó que los universitarios le pedían su usuario en las redes sociales para mantenerse en contacto; información que dió rápidamente porque sintió que por primera vez desde su llegada a Toronto lo estaban tomando en cuenta.

  La vida de Erik pasó a girar en torno a todo lo que podía hacer en su teléfono celular y, sin darse cuenta descuidó sus estudios al punto de que su semestre terminó con todas las materias aplazadas; situación que comprometía su estadía en la universidad porque él era un alumno becado. La familia de Erik al enterarse de esta situación sintieron tristeza ya que, vieron que él había dejado ir una excelente oportunidad.

  Cuando Erik pudo dimensionar las consecuencias de sus malas acciones se sintió muy mal y no era para menos porque, después de ver todo el caos que provocó la Nomofobia y el Fomo que desarrolló, comprendió que pertenecer a un grupo social o sumergirse en el mundo tecnológico no debe ser más importante que todas las actividades que puede realizar en el contexto real.

  El sueño de ser un prestigioso comerciante internacional se rompió y a pesar de que aprendió muy tarde la lección, él se dedicó a crear consciencia para prevenir la adicción al teléfono celular ya que, le quedó claro que el precio de estar conectados durante muchas horas al día es muy alto y, hay actividades que no debemos descuidar por estar atentos a todo lo que acontece en ese mundo digital.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!