Uróboros: Meteorito.

in hive-185836 •  4 years ago 

Hola, de nuevo, amigos de WORLD OF XPILAR! Esta es mi participación para el Concurso semanal, Creando Historias de nuestro estimado amigo @adeljose como ya tengo por tradición. Esta vez la temática está de muerte, literalmente hablando, je, je: «Meteorito»


Meteorito - @rennyelias.jpg


Dibujo de @rennyelias

Uróboros: Meteorito.

Demetra

El terror y el caos se hicieron todo lo que conocíamos. La gente se empujaba. Algunos caían al suelo y eran aplastados por la multitud. La ciudad estaba siendo víctima de saqueos y los conductores se salían de sus vehículos para correr. Yo estaba asustada. No por mi vida, sino por la de mi bebé.

La sombra de aquel meteorito nos cubría como un aviso de muerte. Todos íbamos a morir en cuestión de minutos. De pronto, el caos cesó. Sentí la mano de una extraña sujetar mi mano derecha. Otra mano me sujetó la izquierda. Todos nos habíamos calmado. Quizá al estar a pocos segundos de la muerte, ya todos nos habíamos resignado al final que nos deparaba. La gente actúa diferente cuando sabe que va a morir. Alzamos la mirada contemplando el meteorito caer sobre nosotros. Y, luego todo quedó en silencio.

***

DIEZ HORAS ANTES

***

Noé

Sentado sobre el mullido mueble de aquella sala, comiendo las galletas que me ofrecía en una bandeja la jovencita pelirroja que vivía con aquella calva, pero entrañable anciana, me sentía demasiado cómodo, teniendo en cuenta el motivo de mi visita. A pesar de los cuarenta años que ahora poseía, me sentí como un niño siendo atendido por su abuelita.

—Mi querida Susy, ¿por qué no vas a buscar un vaso de leche para que el señor remoje las galletas? —dijo la calva anciana a la muchacha.

La pelirroja asintió y se fue.

Finalmente, la anciana se sentó en el mueble que estaba en frente, juntó sus dedos e inclinó su rostro hacia mí, preparándose para lo que me iba a decir.

—Tú y yo sabemos que esta no es una visita social. Estás aquí por el fin del mundo, quieres evitarlo. Sabes que hoy el Uróboros nacerá justo en el momento en que un meteorito impactará la tierra. Sabes que tres cuartos de la población humana no sobrevivirán a este acontecimiento.

—Oráculo, usted sabe todo lo que pasará, pero ¿cómo?

El Oráculo llamó a la jovencita con un grito:

—¡Susy, querida! ¡Ven acá un momento!

La muchacha venía trayendo una bandeja en las manos, apresurada por el llamado. En la bandeja tenía una jarra de vidrio llena de leche y un vaso. El piso estaba recién enserado y la chica resbaló, cayendo en el suelo.

La leche y los vidrios se esparcieron en todas direcciones. La muchacha intentó levantarse apoyada en sus manos, pero el líquido la hizo resbalar nuevamente y su brazo derecho se hirió por un vidrio desde el codo de la muchacha, hasta su muñeca. Su sangre se mezcló con la leche tomando un color más rosado.

La anciana tomó un trapeador y limpió alrededor de la niña como si nada. Yo me levanté de mi asiento, aun sorprendido y la ayudé a levantarse. La anciana sujetó el brazo de la muchacha y me mostró la herida, luego se bajó la manga. Casi me caigo al piso de la impresión: había una cicatriz en aquella arrugada piel de las mismas dimensiones.

La calva anciana me sonrió y luego se dirigió a la pelirroja.

—Ve a la cocina y lávate la herida, estoy segura que no es profunda.

Aún estaba en shock, pero el Oráculo continuó.

—Hay cosas que no te puedo explicar. Es necesario que decidas si confías en mis palabras o no. Eso requerirá de un acto de fe de tu parte, ya que no tengo más pruebas que este evento fortuito.

—¿Cómo puedo evitarlo?

—No puedes hacerlo. Nadie puede. Miles de millones de personas morirán abrasadas por el incendio que recibirá el mundo. Enormes Tsunamis se levantarán, arrastrando ciudades enteras. Gritos y lamentos llenarán la Tierra. Y la seguridad que sentíamos se derrumbará, tal como los edificios lo harán por la onda expansiva generada por su caída. Tal como la torre de Babel.

Me imaginé todo el caos y las muertes, las ciudades hechas ruinas y el sentimiento de pérdida. Mis pensamientos fueron interrumpidos por las noticias en la radio:

«—Hoy, treinta y uno de diciembre del año 2053, a las 700 horas, varios satélites de la Organización para la Defensa Espacial de las Naciones Terrestres, también conocida como ARGOS, han detectado la aparición de un cuerpo celeste de enormes dimensiones acercándose a la Tierra.

El mundo entero está conmovido. Los científicos del observatorio Perseo afirman que hasta ahora, no hubo ningún indicio de que algo tan enorme estuviera aproximándose a la estratosfera terrestre, tal como si hubiese sido invisible para los radares y telescopios. Sin embargo, el presidente del Senado Mundial, Miguel Arroway afirma que no hay porqué temer. Dice que el Rayo de Arquímedes, el potente reactor nuclear que nos ha protegido de pequeños cuerpos espaciales que colisionan con nuestra atmosfera, está preparado para disolver al meteorito «Atlas», como se le ha bautizado, con su potente láser.

>Hay quienes opinan que esta es una reacción muy despreocupada, teniendo en cuenta que nunca nos habíamos enfrentado con algo semejante. Mucha gente se ha reunido en las iglesias y abadías de todos los rincones del planeta para pedir misericordia. Existe gran expectación acerca de lo que pudiera pasar. Según algunos reportes, la gente ha salido a las calles y todo se ha vuelto un caos. Ha habido saqueos a tiendas y suicidios en masa. Nadie sabe si nos salvaremos de ésta.

Por su parte, en Sisífo, México, el sr Joseph Murphy, líder de una extraña secta denominada «Los hijos del Uróboros» afirma estar advirtiendo este acontecimiento durante años.»

—Allí dicen que ARGOS tiene los medios para destruir el meteorito.

—Soy una viajera del tiempo, Noé. Sé que no lo harán porque no les interesa. Prefieren que todo suceda tal cual sucedió y sabotearán el disparo del láser para partir el meteorito en 108 pedazos que arrasarán con sus enemigos y con aquellos que tengan la desdicha de estar cerca.

***

Demetra

Mi esposo Ben y yo habíamos viajado en camello por el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches para llegar a aquella ciudad. El sol, el viento y la arena nos habían azotado el rostro durante todo el camino. Solo el bebé que llevaba en mi vientre nos daba la fortaleza para seguir avanzando.

Como si se tratara de un espejismo, una enorme muralla de piedra apareció frente a nosotros. Fue un gran asombro para ambos, pero después de todo lo que habíamos vivido, nada podría sorprendernos más. Las formidables puertas de madera que nos impedían el paso a la ciudad «Desdicha», pronto se abrieron y dos hombres con turbantes vinieron a nuestro encuentro, ellos nos guiaron por aquellas calles de arena.

La gente del lugar estaba postrada y con la cabeza en la tierra. Había estatuas de oro con apariencia de serpientes mordiéndose la cola.

«—El Uróboros», pensé.»

También habían bailarines danzando con trajes adornados con joyas preciosas. Uno de ellos tropezó con Ben.

—¿Qué es todo esto? —preguntó mi esposo.

—Una ceremonia que celebran los lugareños con motivo de la caída del meteorito. Todos están emocionados con este acontecimiento.

—No me parece que sea algo por lo que estar contento.

Luego de caminar por media hora, llegamos hasta una humilde casa de barro con un techo de paja.

Todos entramos y me emocioné al ver a nuestro anfitrión. Mi padre, ahora anciano, estaba dentro postrado en una vieja silla de madera, tejida con palmas. Sus ojos estaban vendados, pero no necesitaba quitarle aquella tela para saber que debajo de ella había dos cuencas vacías. Me hizo un gesto con la mano y yo me acerqué e incliné mi rostro hasta él.

―Mi pequeña mariposa ―Me acarició la mejilla—. Aquí estas de nuevo. Todos estos años he esperado verte entrar por esa puerta, y ahora que por fin regresas a mí, el destino me impide poder ver mi sueño hecho realidad.

―Padre.

―Dime Horus, ya no soy tu padre. No soy digno de que me llamen padre del Uróboros, de la niña elegida por el agua.

―¡Dios santo! ¿Tú también crees esas patrañas? Hemos pasado por mucho ya. El mundo… el mundo está a punto de acabarse ¿y ahora me dices que te crees todo ese cuento del elegido?

Sinceramente me sorprendió que mi padre creyera las profecías sobre el Uróboros que vendría a salvar a la humanidad. Antes jamás se habría mostrado de acuerdo con estas supersticiones de «Los hijos del Uróboros».

Los hijos del Uróboros eran una secta que había predicho el Apocalipsis que estaba a punto de ocurrir. Todas sus predicciones se cumplieron, como lo había comprobado en mis viajes en el tiempo.

―Izanami…

―Demetra―le corregí―. Ahora soy… Demetra.

―Siempre serás Izanami, como esa niña que llevas en tu vientre. Como lo fue tu madre. Todas son Izanami, La chica del agua. Eres una paradoja y un bucle sin fin.

―¿Sabes? Ya veo que fue una mala idea venir. Solo estoy aquí porque es el único tiempo en el que aún no hay Vatrachos en el planeta. Ningún monstruo que pueda devorarse a mi bebé desde mis propias entrañas. Y es también el único rincón en la Tierra en donde el meteorito no puede hacernos daño.

―Siempre creí que podríamos cambiar el destino, hija mía. Realmente tenía la esperanza de que así fuera. Pero la esperanza nos hace soportar la tortura, aun cuando no tenemos oportunidad de escapar con vida. La esperanza prolonga el dolor, pero no evita la desdicha.

—La esperanza es lo único que nos queda—intervino mi esposo.

—Tengo la Caja de Pandora —Así se llamaba el objeto que me permitía viajar en el tiempo—. Ya no la necesito —Le arrojé aquel cilindro de oro.

Toda mi vida había ido hacia el pasado y el futuro tratando de corregir los eventos que destruirían nuestro planeta, pero todos mis intentos fueron en vano. Ya estaba cansada de intentar salvar a los demás. Ahora solo me importaba mi bebé.

Mi padre tomó el cilindro en el aire con mayor agilidad que una persona vidente.

«—Ahora salvaré a mi bebé», pensé y me froté el vientre. No era momento de luchar contra la corriente, sino de huir. Lejos. Y olvidarme de todo.

—¿Amas a tu hija? —me preguntó padre.

—Más que a nada en el mundo y por encima de él, incluso.

—Yo también amo a la mía. Sé que algún día podrás entender esto que haré.

Tomó el cilindro de oro y lo giró en sus dos extremos, provocando que se abriera un portal espacio-temporal detrás de él.

—¿Qué demonios haces? —pregunté, asustada.
—Existes debido a este evento. De otro modo, jamás habrías existido. Debes estar allí donde caerá el meteorito. Porque así fue en un principio y lo será para siempre.

Los hombres que nos habían escoltado golpearon a mi pareja en la cabeza, dejándole inconsciente. Me sujetaron de los brazos contra mi voluntad.

—¡Sueltenme! ¡Ahhhhh! ¡Padreeee! ¡¿Qué están haciendo?!

Ambos me hicieron atravesar el portal y, de pronto, estaba entre edificios de concreto en la avenida 8 de la ciudad de «Kalakazi». Las calles estaban llenas de tráfico, pero la gente se bajaba de sus autos y corría en todas las direcciones.

Todos gritaban y se amontonaban a mí alrededor. Me sentía claustrofóbica, apretujada entre tanta gente.

Vi al cielo y comprendí la razón. Todos estábamos justo debajo de un meteorito tan enorme que su sombra lo cubría todo.

Sentí a mi bebé pateándome y se me salieron las lágrimas.

«—Me ahogo»


Invito a participar a @ysaac, @ysfrannyks y a @marivic1.

¡Gracias por leerme!

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Hola @rennyelias!

Me gusta mucho cuando escribes sobre Izanami, ella es mi personaje favorito, su personalidad, para mí, es simplemente perfecta. Es triste ver que tuvo que atravesar el portal y estar en la caída del meteorito, triste pero necesario.

Saludos y éxitos.

Hola, amiga @roaguz.

Wow, me entusiasma saber que te guste uno de los personajes que pertenecen a la serie Uróboros. Disfruto mucho cuando se me presenta la oportunidad de narrar desde su perspectiva.

La historia del Uróboros es un bucle, así que sí, Izanami tenía que pasar por todo eso, más adelante explicaré por qué.

¡Muchísimas gracias por comentar!

Saludos.

#affable

Muy buena historia, me pareció un desarrollo de los acontecimientos bastante adecuado, ademas del suspenso y las expectativas generadas por saber que es lo realmente sucederá, tantas variables interesantes, felicidades espero leer pronto la continuación, bendiciones!!

¡Hola, @luisitorres!

Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya generado suspenso y te parezca interesante mi historia.

Pronto escribiré la continuación, jeje.

Saludos.

#onepercent #venezuela #affable

Saludos amigo @rennyelias

Interesante historia llena de suspenso, donde los misterios se hacen presente ante la llegada del último suspiro de la humanidad producido por la llegada de un gra meteorito a la Tierra.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #26

#affable

¡Hola, amigo @adeljose!

Qué bueno que te pareciera interesante mi historia. La escribí con mucho cariño. Espero haberte entretenido con ella. Esa es mi mayor recompensa.

Gracias por la oportunidad que nos brindas para ser creativos a través de estos concursos.

Saludos.

#affable

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You wanna let that happen sir? Awesome is your art work :)

Muy buena historia amigo .