Uróboros: Mi vida es un sueño.

«—Tengo todo lo que desearía tener.»

—Elpís, amor, vamos a salir afuera. El día está hermoso.

«—Mi vida es un sueño.»

—Anoche tuve un sueño muy extraño.

—Cuéntamelo, tontito.

—Era… tan real. Soñé que seguía a una mariposa por un largo pasillo repleto de cables y mangueras que bajaban desde el techo.

—Ah, ¿sí? —dijo ella, aferrándose a mi brazo—. Cuéntame más.

—Se me hacía difícil seguirle el paso. El enredo y la aglomeración de los cables eran cada vez mayores —continué.

—A veces los sueños parece muy reales, amor, pero luego despiertas y te das cuenta que no eran tan importantes como creías.

—Realmente se sintió como si estuviera huyendo de… algo. Y, luego… de atravesar todo ese cableado, vi la luz…—Me quedé contemplando en mi mente la escena por unos segundos—-. Era…No sé cómo describirla, ¿hermosa? Pero, al mismo tiempo…

—¿Al mismo tiempo? —me preguntó.

—Aterradora.

—Pues…, qué bueno que ya se terminó, ¿no?—me consoló ella.

—¡Quién sabe! Tal vez eso haya sido real y esto sea un sueño³—bromeé.

«—¡Despierta, por favor!»

—¿Escuchaste, Maya?—le pregunté a mi novia.

—¿De qué hablas? No oí nada.

—Alguien gritó.

—Solo fue tu imaginación, Elpís. Ya déjalo. Vayamos afuera. El mundo nos espera —se levantó y me llamó con un gesto.

—Amor, no sé qué me pasa —le dije a Maya asustado.

«—¡Despierta, todo es un engaño!», gritó nuevamente una voz omnipresente.

—¡¿Dónde estamos?! —le pregunté, pasmado.

—Estamos en el mundo real. Lo que veías antes era parte de una simulación computarizada.

—Estoy soñando —dije.

—Las experiencias que tenías eran transferidas a tu cerebro por los cables. La computadora MAYA creaba la ilusión.

—N-no entiendo nada.

—¿Dónde está Maya?

—Primero, ocupémonos de salir de aquí. Por cierto, mi nombre es Izanami⁴ —dijo la muchacha.

«—Estoy desnudo.», pensé e instintivamente me cubrí la entrepierna con las manos.

—¿Por qué estás aquí? —le pregunté, al rato.

—El mundo es un caos. La única ciudad que queda en pie es esta: El Hades⁶. Ahora estamos bajo sus túneles subterráneos, en las instalaciones de «LETEO⁷».

—¿Qué pasó?

—¡Shhh, habla más bajo o nos escuchará! Han sucedido muchas cosas, pero lo más importante es que tú diseñaste este lugar. Los humanos que sobrevivieron a la «Tercera Gran Conmoción» están aquí, encerrados en una ilusión.

—Pon tu mano en el escáner —me ordenó.

Ahora, coloca tu iris allí.

—Hermes⁸, ¿cómo salgo de aquí?— le habló a un brazalete e inmediatamente éste proyectó un mapa holográfico.

—Agáchate —susurró Izanami cuando pasó frente a nosotros un enorme robot con patas como de araña.

—¿Qué es eso?

—Un Avidya⁹. Un robot que custodia el lugar y evita que los humanos escapen.

—Debo detenerlo ahora, porque cuando tenga veintiuno, en el pasado, en mi futuro, estaré muerta.

—No entendí lo que dijiste —le aclaré.

—Créeme que yo tampoco —se echó a reír—. No soy precisamente una chica brillante. De hecho, se podría decir que soy todo lo contrario.

—Déjame que intente explicártelo —continuó Izanami—. Soy del pasado. Bueno, tú no debes saber ni en qué año estás. La cosa es que hace unos años, en tu línea de tiempo yo morí.

—¿Moriste?—pregunté, asombrado.

— Descuida, está bien. Ya me acostumbré a la idea. El problema es que me queda poco tiempo para salvar al mundo.

—¿Moriste?

—Me ahogué, no, me ahogaré ¡Dios, no sé ni cómo decirlo! Creo que soy la persona menos indicada para mostrarte todo lo que vas a ver.

—¿Para qué me necesitas? —finalmente, pregunté.

—La tecnología de los soldados robots que están allá afuera, de MAYA… toda la creaste tú. Te necesito para revertirla y así evitar que los 108¹¹ pedazos del meteorito «Atlas¹²» impacten en la Tierra el año 2053¹³ y se abran los agujeros de gusanos.

—¡No entiendo nada de lo que dices! —Me alteré.

—Solo debes seguirme. Confía en mí. Podemos evitar las desgracias que ocurrieron. Estuve escondida por un año entero, comiendo ratas en las alcantarillas, todo para encontrarte.

—¿En qué año se supone que estamos? —pregunté.

—2081¹⁴.

—¿Y Maya? ¿Qué pasó con ella?

—Te mostraré lo que pasó.

—Tengo que decirte algo…—me dijo como si le doliera continuar hablando—. La Maya que tú conociste nunca existió.

—¿Qué? ¿De…qué estás hablando?

—Tú creaste un programa en la computadora MAYA que complacía los deseos de los usuarios que estaban conectados.

—¡MIENTES!

—Lo siento. Es la verdad.

—¿Por qué yo crearía algo así?

—N-no…no tengo idea.

—¡¿QUÉ DEMONIOS HICISTE CON MI NOVIA?! —La zarandeé.

—Todo lo que te digo es verdad.

—La humanidad necesita esperanza —dije.

—¿De qué hablas? —preguntó.

—Es la única forma de que florezca después de la «Tercera Gran Conmoción» —le expliqué—. Debiste dejarme en las instalaciones de «LETEO». Debiste…

—¡Noo! ¡¿Qué estupideces dices?! El mundo te necesita.

—Izanami, aun eres una ilusa. Tu familia jamás volverá contigo. Horus¹⁶ te mintió. Te dio una razón para vivir. Pero la esperanza es como un veneno de acción lenta servido sobre un helado de chocolate. En el fondo sabes que nuestro espacio-tiempo funciona de forma determinista. Todo ya pasó.

>El efecto es la causa de su propia causa. ¡Grande es el Uróboros¹⁷! —fueron últimas palabras que pronuncié antes de lanzarme de la azotea.

«—No hay nada qué temer, todo esto no es más que un sueño y pronto se acabará. Te veré nuevamente, Maya.»

Espero que hayan disfrutado leyendo la historia como yo lo hice escribiéndola. Ésa es mi mayor recompensa.

Saludos, amigos.