Una imagen, una historia.

Omnisciente:

Aquella noche fría de diciembre, trajo consigo una gratitud inmensa para todas aquellas personas que subieron a aquel barco a festejar las festividades navideñas. Jorge, Lucía y Andrés subieron al barco con una sonrisa en el rostro. Eran una familia preciosa, y llena de vida.

Jorge era el padre de la familia, el sacerdote que los guiaba, Lucía, la ayuda idónea de Jorge y Andrés, el bebé que llenaba de vida aquella casa.

Por primera vez en la vida decidieron pasar una fecha tan importante para ellos como lo era navidad viajando en un barco. Siempre había sido el sueño de Lucía montarse en uno, y ahora que a Jorge le habían dado un ascenso en su trabajo no pudo desaprovechar la oportunidad para hacer feliz a su esposa y a su hijo.

Todo pintaba de maravilla, ellos se sentaron en la mesa mientras el servicio les servía la comida navideña que tanto amaban. Estaban felices. Porque además, a pesar de que habían miles de personas con ellos, pudieron pagar algo íntimo para disfrutar entre ellos.

Cuando sonó su villancico favorito Lucía se levantó y me extendió la mano a Jorge, con una sonrisa él se levantó y tomó su mano para bailar como una pareja de adolescentes enamorados. Andrés, en su inocencia empezó a reírse a carcajada de sus padres mientras se comía su papilla de manzana porque aun no toleraba mucho la comida. Por primera vez, Lucía sintió que era completamente feliz.

De pronto, el barco comenzó a moverse con una fuerza inexplicable, fue tanta esta fuerza qué Jorge y Lucía cayeron al piso y la silla de Andrés se rodó por toda la sala. Jorge intentó levantarse para tomar al pequeño y como pudo lo hizo, pero el barco, impactó contra algo y antes de que pudieran darse cuenta, se estaban hundiendo.

En medio de la marea la incertidumbre y el miedo estaban acabando con Lucía, ella solo gritaba, mientras tanto, Jorge estaba intentando mantener la calma, aunque realmente también estaba asustado.

El agua cada vez subía más y en un intento de salir de ahí Jorge intentó abrir la puerta con desesperación, olvidando que necesitaba una tarjeta para abrir la puerta y esa tarjeta se había caído en el agua.

A gritos le pidió a Lucía que la buscara o que sostuviera al niño y él lo hacía, en su mente, la opción más viable era salir de la habitación e intentar escapar del barco antes de que se hundiera, porque estando ahí encerrados, iban a morir, en cambio si salían podían nadar hasta alguna isla o algo similar.

Lucía se sumergió en el agua y de pronto el barco se hundió mucho más, ahora a penas quedaba la cabeza de Jorge afuera y el cuerpo del bebé, el cual estaba en su hombro. A lo lejos vio flotando una especie de fierro y lo tomó para abrir un hueco en el techo, como pudo le dio con toda su fuerzas hasta que abrió un hoyo, el cual se fue haciendo cada vez más grande.

Le pidió a su esposa que cuando el barco se hundiera buscara el hueco y saliera por ahí. Él haría lo mismo con Andrés. Lucía se sintió minimante aliviada, le dio un beso y le dijo "te amo" antes de que el barco se hundiera, pues estar en un naufragio significaba estar entre la vida o la muerte.

Jorge, como lo había dicho antes, salió por el hueco y cuando estuvo en el mar sostuvo a Andrés fuertemente entre sus brazos, el cual lloraba desesperadamente por haber tratado agua. Jorge comenzó a nadar teniendo la certeza de que Lucía iba detrás de él, pero cuando pudo girarse un poco... vio que no había nadie.

Su mente estava tan nublada que no pensó en nada más y siguió nadando, cuando a pocos metros, escuchó una pequeña y dulce voz pidiendo ayuda. Nadó como pudo, sosteniendo a su hijo entre brazos quien no debaja de llorar y de tratar agua. Y poco después, se consiguió con una pequeña niña en medio del mar, igual de perdida con ellos.

La niña lo tomó por el cuello llorando fuertemente, Jorge casi se hunde, pero logró estabilizarse a tiempo. Entre jadeos le preguntó 《¿Dónde están tus padres?》 Y el llanto de la niña se intensificó 《Murieron》 respondió en medio de sollozos.

Él no dijo nada y tomó a los dos niños para seguir nadando contra la marea, poco tiempo después, se encontró con un pedazo de tierra que parecía una isla y gritó 《¡Gracias Dios!》 Los niños fueron los primeros en tocar tierra firme, y Jorge les siguió.

Fue entonces que pudo pensar con claridad y la imagen de Lucía vino a su mente ¡Oh Dios! Jorge largó a llorar, sabiendo que había perdido a su esposa y ahora, tendría que esperar a ver qué sería de la vida de ellos...

Continuará...

En esta oportunidad quiero invitar a participar a mis amigos @adriancabrera y @oswaldocuarta.