Mr. Felix was a very curious guy, he loved to tell the strangest stories to his customers in his little shop that had been growing little by little. It was so entertaining to listen to it, that people preferred to go shopping in his establishment even though there were more assorted stores than his.
One day a young man came with some old coins of different nationalities, he looked nervous and very eager to get rid of them, Well I think, because he did not pay much attention to the value they could have, he accepted the first offer that was made to him without thinking, Mr. Felix loved things out of the ordinary, he was happy with his newly acquired "rarities" according to him. He put them in an ashtray inside a small glass box on one side of the counter so that everyone could see them.
Barely a few hours had passed when some very drunk guys arrived demanding that he sell them beer, the old man assured them that he did not sell any type of alcoholic beverages, but they did not believe him, they began to destroy his things until they decided to leave just before for the authorities to arrive.
Several days passed before the store was in a position to accept customers, but as soon as it was able to open it realized that something strange was happening, it was already four in the afternoon and no customer had approached, at some point it discovered that two new stores had opened their doors, so he decided to invest in advertising. A week later his store looked very new, but even so the customers were very few, the profits went down to the point that it was not possible to continue working, disconsolate he lowered the steel curtain of his store, but before he reached seeing the coins he had left in the ashtray, he couldn't help but notice that it was precisely when he acquired them that his luck began to change.
The next day Don Felix took the coins and buried them at the foot of a tree in the square. That same day his niece arrived who reminded him that the business was insured against theft. The insurance agent didn't ask too many questions, he just read the court report and wrote a check. Her niece asked her permission to make a mural on the opposite wall, it was a cartoon of Don Felix that everyone took with a very good sense of humor. Little by little his old clients returned because they missed the very particular way of being of the old man. A week later his niece started working with him, as his clientele was getting bigger and bigger.
The gardener in the square noticed that one of the trees was drying up so he decided to accommodate the land that surrounded him, while doing so he found the coins and took them home, a while later he was notified of his dismissal for change administration, a week passed and could not find a job. He rubbed his knees tired from walking before entering Don Felix's store to have something to drink while the old man told "The legend of the coins." The gardener thought there was a lot of similarity between the story and his recent bad luck so he decided to go bury the coins where he had found them. The next day the gardener received the notice that the new administration has decided to hire him again because there were very good references about him.
Two days later, a young woman who was passing through the square, managed to see one of the coins at the foot of the tree, she was digging them up when the gardener approached her and told her "The legend of the coins" the same way he had heard from Don Felix. The young woman laughed, collected the coins, washed them and put them in a collector, later she returned with several containers, a sponge and a small shovel, cleaned the lower part of the tree, put fertilizer on it and left.
A week later the young woman returned with another liquid that she applied to the entire trunk of the tree. Little by little the tree's health improved, several years later it looked beautiful and full of flowers, next to it there was a bench in which a biology student and a fan of numismatics liked to study every day.
Don Felix era un tipo muy curioso, le encantaba contar las historias mas raras a sus clientes en su pequeña tienda que poco a poco había estado creciendo. Era tan ameno escucharlo, que la gente prefería ir a comprar en su establecimiento aunque hubiera tiendas mas surtidas que la suya.
Un día llegó un joven a comprar con unas monedas viejas de distintas nacionalidades, se le veía nervioso y muy ansioso por deshacerse de ellas, pues no puso mucha atención al valor que pudieran tener, aceptó la primera oferta que se le hizo sin pensarlo, a Don Felix le encantaban las cosas fuera de lo común, estaba feliz con sus recién adquiridas "rarezas" según él, las puso en un cenicero dentro de una pequeña caja de vidrio a un lado del mostrador para que todo mundo pudiera verlas.
Apenas habían pasado unas horas cuando llegaron unos tipos muy ebrios exigiendo que les vendiera cerveza, el anciano les aseguró que no vendía ningún tipo de bebidas alcohólicas, pero ellos no le creyeron, empezaron a hacer destrozos en su negocio hasta que decidieron irse justo antes de que llegaran las autoridades.
Pasaron varios días antes que la tienda estuviera en condiciones de aceptar clientes, pero en cuanto pudo abrir se dio cuenta de que algo raro pasaba, ya eran las cuatro de la tarde y ningún cliente se había acercado, en algún momento descubrió que dos nuevas tiendas habían abierto sus puertas por lo que decidió invertir en publicidad. Una semana mas tarde su tienda se veía muy novedosa, pero aún así los clientes eran muy pocos, las ganancias fueron bajando hasta llegar al punto de que no era posible seguir trabajando, desconsolado bajó la cortina de acero de su tienda, pero antes alcanzó a ver las monedas que había dejado en el cenicero, no pudo dejar de notar que fue precisamente cuando las adquirió que su suerte empezó a cambiar.
Al siguiente día Don Felix tomó las monedas y las enterró al pie de un árbol que estaba en la plaza. Ese mismo día llegó su sobrina quien le recordó que el negocio estaba asegurado contra robo. El agente de la aseguradora no hizo muchas preguntas, solo leyó el parte judicial y extendió un cheque. Su sobrina le pidió permiso para hacer un mural sobre la pared de enfrente, se trataba de una caricatura de Don Felix que todo mundo tomó con muy buen sentido del humor. Poco a poco sus viejos clientes regresaron pues extrañaban la manera muy particular de ser del anciano. Una semana mas tarde su sobrina empezó a trabajar con él, pues su clientela era cada vez mas grande.
El jardinero de la plaza notó que uno de los árboles se estaba secando por lo que decidió acomodar la tierra que lo rodeaba, mientras lo hacía encontró las monedas y se las llevó a su casa, un rato mas tarde le notificaron de su despido por cambio de administración, pasó una semana y no encontraba trabajo. Sobó sus rodillas cansadas de caminar antes de entrar a la tienda de Don Felix a tomarse un refresco, en eso el anciano contaba "La leyenda de las monedas". El jardinero pensó que había mucha similitud entre la historia con su reciente mala suerte por lo que decidió ir a enterrar las monedas donde las había encontrado. Al siguiente día el jardinero recibió el aviso de que decidieron contratarlo de nuevo por la nueva administración pues había muy buenas referencias sobre él.
Dos días después, una joven que pasaba por la plaza, alcanzó a ver una de las monedas al pie del árbol, estaba desenterrándolas cuando se le acercó el jardinero y le contó "La leyenda de las monedas" que había oído de Don Felix. La joven se echó a reír, reunió las monedas, las lavó y las puso en un coleccionador, mas tarde regresó con varios recipientes, una esponja y una pequeña pala, limpió la parte baja del árbol, le puso fertilizante y se fue.
Una semana mas tarde la joven regresó con otro liquido que aplicó a todo el tronco del árbol. Poco a poco la salud del árbol fue mejorando, varios años después se le veía hermoso y lleno de flores, a un lado de él había una banca en la que una estudiante de biología y aficionada a la numismática gustaba de estudiar todos los días.
Hitoria y fotografías
@saulos