Veo el paisaje y a pesar de que ya las cosas están en camino de volver a cómo eran antes, todavía siento nostalgia por el ayer.

Fue muy fuerte el ataque y gracias a este la madre de la dueña tomo la decisión drástica de quitar todo y empezar de nuevo.

¿Antes?... Antes todo era diferente. Todo era más grande y abundante de los que vez ahorita. Los rayos del sol no traspasaba fácilmente lo abundante de lo que existía aquí. Era espectacular. De color castaño oscuro.

Al llegar el agua todo era bañado con un líquido oloroso, especial, fresco que ayudaba con el crecimiento de todo lo bueno que existía aquí. Mi especie y yo vivíamos en paz con una relación de bienestar para todos. Tanto para la dueña que mostraba su cosecha con gran orgullo como para nosotros un beneficio de habitad. Vivíamos tranquilos trabajando y ayudando a que todo se mantuviera sano.

Pero un día llegaron los invasores. No sabemos a ciencia cierta de dónde venían. Lo que si vimos era que sus intenciones eran egoístas. Llegaron a destruir lo que la dueña y nosotros habían construido durante tanto tiempo. Prácticamente desde el nacimiento de esta.

Aquellos seres horrendos llegaron y comenzaron a contaminar la superficie. Desechos, destrucción, aniquilación era su norte. No podíamos luchar contra ellos. Lo intentamos, nos unimos y nos formamos para combatirlos pero no resulto, muchos murieron en el esfuerzo.

Luego, aquellos seres, comenzaron a taladrar la superficie y de esos orificios se alimentaban. Consumían todo el neta, todo la sabia, todo el ser de la dueña. Ella trataba de ayudarnos y con sus uñas atacaba a los invasores. Era no sabía que estaban allí quizás solo lo hacía por instinto. Por sentir como la atacaban y mermaba su tranquilidad.

Llego el día en que la madre de la dueña comenzó a utilizar químicos para eliminar a los invasores. No fue una idea descabellada, era lo que todos decían que debía hacer pero nadie nunca pensó en nosotros. Nadie se imaginó que eso nos afectaría también. Que junto a los invasores moriríamos.

La mayoría de ellos murieron pero no todos. Los sobrevivientes siguieron con la destrucción. Siguieron con el desangre de la superficie y debajo de ella. La gran mayoría de nuestra especie también fue sacrificada. Fuimos pocos los que quedamos.

Al seguir el ataque de los invasores sobrevivientes, la madre llegó a la determinación radical de quitar todo. Es allí donde llego aquella maquina gigante y comenzó a cortar todo lo que había en la superficie. El ruido era infernal. La vibración que producía hizo que muchos de nosotros desaparecieran.

Paso poco tiempo y al terminar el trabajo de la maquina ya nada estaba en la superficie. Todo había sido cortado. El viento se hizo más fuerte. El sol llegaba a la superficie con más facilidad. Ambos se convirtieron en un enemigo para nosotros. El sol quemaba. El viento alejaba. Era algo que no habíamos vivido desde el nacimiento.

Si es vedad los invasores desaparecieron pero el precio de ello fue muy caro para la dueña y nosotros. Ella muy triste por no poder lucir igual que antes. Nosotros recibiendo las inclemencias del sol y el viento.

Ya ha pasado un tiempo de aquella decisión radical. Ya todo está creciendo como antes, sano, bello, natural. Ya hay más sombra y el viento no nos hace tanto daño. El color castaño oscuro está volviendo a cubrir todo y ella cada día está más feliz. Ella siente que ya no luce tan mal.

La niña se ve todos los días al espejo y recuerda lo que su madre le dijo pronto todo volverá a ser como antes. Ella podrá hacerse los peinados que tanto le gusta hacerse. Colas de todo tipo, peinados exuberantes entre otras cosas podrá lucir con su melena cuando este de nuevo al nivel que lo tenía tiempo ataras.

Ya sabe que debe cuidares y que todos están propensos a recibir una invasión de piojos en la escuela. Así que debe de estar pendiente cada día para no volver a pasar por esta situación. Nosotros seguiremos nuestro trabajo para seguir ayudando a que todo vuela a ser sano y bello como lo era antes.