Con su viejo camión casi destartalado por el maltrato de los caminos pedregosos, los recolectores comienzan su faena a tempranas horas del día, evitando el inclemente sol plenamente vertical y aprovechando la calma del rio que les brinda su asiento. Trabajadores que recolectan la arena para cumplir con los encargos de constructores de la zona. El camión es su mejor amigo. Nunca se queja, no se detiene. Ni siquiera el paso del tiempo que lo amedrenta y lo envejece aun mas cada día que pasa. No son atractivo turístico, nadie los menciona en postales ni en fotos de recuerdos. Pero los recolectores están ahí todas las mañanas esforzándose siempre para cumplir su labor junto a sus compañeros destartalados mientras el rio les brinde sus beneficios pacientemente.