Bitácora para el reencuentro

Saludo fraterno a todos los amigos de esta Comunidad Latina.

Hoy les cuento que hace unos días me tocó elegir nuevamente entre seguir en mi zona de confort luchando cada día o agarrar a mi muchachito un bolso con algunas cosas y seguir la lucha desde otras tierras.

No es fácil; hay muchos sentimientos encontrados, ya una vez lo hice y conozco de primera fila todo lo que se vive al emigrar, el miedo a lo desconocido, empezar de cero, lo que implica tener que comprar desde la almohada dónde vas a descansar en las noches hasta la taza para tomar café. Siempre he dicho que vivir en Venezuela es muy sabroso y lo confirmas cuando emigras jejeje es una bendición salir a trabajar con la luz del sol y regresar con ella misma.
Pero hay situaciones que te sobrepasan y llega un punto en que te preguntas de verdad esto es lo que quiero para mi futuro y el de mi hijo??

Salí desde Puerto Ordaz a Valencia fueron 16 horas de viaje al llegar al terminal Big Low Center me tocó esperar un buen tiempo para poder tomar el bus que me llevaría a San Antonio que es la población más cercana a la frontera con Colombia, este trayecto se hace en 3 partes debido a las restricciones de acceso que hay con el Estado Táchira. Ya había investigado un poco sobre el paso de las fronteras y sin perder mucho tiempo en lo que llegué al terminal camine hacia lo que llaman Las Pampas y pasé la temida trocha pidiéndole mucho a Dios que nada feo nos ocurriera y así fue, todo super rápido y sin complicaciones. Ya en Colombia empezó el nuevo trayecto desde Cucuta hasta Ipiales un viaje de 36 horas con escala en Bogotá, se puede apreciar lo bonito del paisaje Colombiano muy parecido a ciertas zonas de Venezuela.

Ya en Ipiales tomamos un carro que nos llevó a Tulcan que ya es Ecuador este país es pequeño se atraviesa en 16 horas y ya estás en Huaquillas frontera con Perú que era mi destino. Al pasar esa frontera (en mi experiencia la más peligrosa de las 3) debía llegar a la ciudad de Tumbes y de ahí tomar un bus hasta Lima y así reencontrarme con mi familia luego de 2 años.

Fue un viaje agotador y más con un niño de 4 años.

Todo fue muy rápido no me despedí de nadie confieso que no me gusta, me niego a pensar que nunca más volveré a ver las personas que quiero. Venezuela siempre será la casa de los recuerdos bonitos. Por ahora estoy en otro hogar donde con fe y trabajo se que nos irá muy bien. Sé que más temprano que tarde la historia será distinta para Venezuela y sus hijos.
Dios les bendiga.