Un campo desierto, una pequeña luz se filtra a través de las nubes, solo polifonías viajeras en el panorama gris.
Un pensamiento caminaba, una sonrisa se ahogaba en la orilla del lago que sin lluvia crecía, hasta desbordar la orilla.
El muelle no podía soportar su peso, el agua lo arrastraba de tal manera que sus gritos se silenciaban al mismo tiempo.
Los árboles secos exudaban frialdad, un sentimiento oscuro llegó a dominar.
Sus recuerdos oxigenados en un ambiente de necesidad; imaginado por su soledad.
Era un crepúsculo constante sin estrellas, solo escuchaba su voz y el sonido agotador del viento que soplaba contra su cuerpo.
No hay nada maravilloso en ese lugar, un pecado te saluda desde el cristal que separa tu realidad.
La orilla que parecía implacable está siendo enraizada por el lago, crece cada vez más.
No hay lágrimas de lluvia pero crece por su oscura fragilidad; recordándole que la muerte está respirando su oxígeno y que la piedad ya no existe en su mente.
De repente cae una hoja cerca de sus pies, en la que estaba escrito en letras grandes y minúsculas: "Nadie comparte, solo te quieren partir, no creas en nadie porque nadie cree en ti"
Esbozando un gesto de miedo, se lo guardó en el bolsillo. Hacía mucho frío, sus manos se congelaron pero su mente provocó un incendio ya que una media frase corrió sin motivo; “Ya no hay nadie, ya no hay un por qué, morir por ser como antes, cuando antes era y ahora es; parodia del tiempo y el amor en el anhelo.
Sus ojos se clavaron al ver el puente caer por su propio peso. El pecado del cristal había desaparecido, no había nadie, solo el campo gris y la polifonía viajera porque ya estaba muerto en vida. Con el silencio traicionándolo, sin un latido y ese fluido vital, consumiendo abrazos durante su estadía, soñando despierto con esa inesperada felicidad, reviviendo
la llegada a ese lugar.
Él; mi padre venía cuesta abajo y sin frenos cuando el abismo le dio la bienvenida, cayó a ese campo gris donde nadie lo encontró nunca. Absorto en la fantasía y atado por los recuerdos de lo que un día sería. Hasta el día en que la metástasis lo durmiera de por vida.
Autor del fragmento : Astrid Carolina Herrera M.
Foto: Astrid Carolina Herrera M.
Locacion: Venezuela / mi brazo.
Fecha:18/08/2020
Espectacular tatuaje.
Ese nombre es de Reina de belleza
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Gracias.
Hahaha fue el orgullo de mi familia. Tanto como para que mi padre decidiera colocarme su nombre.
Saludos desde Venezuela/Yaracuy.
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