Un faro en mi camino

Mis padres han sido mis faros desde que nací, ya que han estado conmigo en todo momento, he recibido su amor puro e incondicional, también me han apoyado y orientado en cada paso que he dado en mi vida.

Gracias a mis padres he tenido una infancia sana y feliz, es algo que ha tenido un valor significativo y por otro lado aportó a que sea un adulto sano emocionalmente.

Mi otro faro es mi esposo, porque es la nueva familia que he creado, es mi apoyo y mi equipo, donde trabajamos juntos para ser felices y materializar nuestros proyectos.

Mis padres me han apoyado en momentos buenos y también en momentos no tan buenos, por ejemplo; cuando me dio el virus del “covid” mis padres siempre estuvieron para mí y me ayudaron a salir de dicha situación, yo fui de las personas que se vio muy mal y me dolía el corazón, yo por momentos no sabía si me iba a dar algo, pero gracias a Dios y a mis tres faros principales, pude salir de ese mal momento.

En momentos como difíciles, ante una enfermedad o una mala situación, mi esposo y mis padres siempre me han dado consejos con mucha sabiduría, también me dan amor y, sobre todo, me han tenido mucha paciencia.

Tener la unión de la familia y de las personas que amo, me da paz y hace que marque la diferencia, porque donde nos sentimos bien y amados, es ahí donde siempre queremos estar.

En la vida hay muchos testimonios que me inspiran a seguir adelante y sobre todo a no rendirme cuando siento que no puedo más, siempre hay personas con situaciones mucho más difíciles de la que nosotros pudiésemos estar pasando.

Un ejemplo de ello, es el caso una amiga de mi mamá, que admiro mucho, ella está en Colombia porque tiene un hijo especial, y los medicamentos que debe tomar de por vida son muy costosos y en Venezuela la economía no ha estado muy bien, tuvo que irse y dejar su casa y todo lo que tenía, porque allá el gobierno de ese país hermano la ayuda con los medicamentos mensualmente y con alimento para su hijo, de igual manera ella trabaja mucho para pagar arriendo y cubrir sus necesidades en ese país hermano, que le presto una mano amiga.

Ella aprovecha y manda dinero a Venezuela para acomodar su casa, ayuda a las personas que puede, ya qué, trabaja a personas pudientes de buen estatus social y le dan ropa y algunos regalos, y si a ella le sirve o no lo va a usar, se lo regala a otras personas para bendecir también a otros.

No es fácil tener un hijo con una condición y no contar con una económica para costear gastos médicos, y en mi país ya no hay ayuda de esas que dan en Colombia.

Pero, ella fue valiente y decidió creer en Dios, la admiro porque siempre está con buena actitud y, sobre todo, agradecida por las cosas buenas que le pasan. Me gusta su testimonio, a pesar que no todo es color de rosa, tenemos que confiar que todo estará bien. Y que una madre hace lo que sea por un hijo, por eso decidió salir de su zona de confort, por el bienestar de su hijo, hoy por hoy convulsiona muy seguido, pero ella va superando cada obstáculo.

Bueno amigos, hasta aquí ha llegado mi participación, espero que haya sido de su agrado, agradezco mucho su visita, apoyo y comentario, nos vemos en la próxima. ¡Bendiciones!