Cuando mi hijo tenía 2 años de edad, en Venezuela afrontamos una situación muy difícil ya que la excases nos tenía al borde de la locura, recuerdo que mi hijo se me enfermo de una bacteria en el estómago y casi se me muere por no encontrar antibiótico, tenía el dinero pero no conseguía el medicamento, en ese momento de angustia le dije a mi esposo que debíamos emigrar a buscarle un mejor estilo de vida a nuestro niño, ni pañal desechable usaba porque tampoco habian, lo cual le causó una quemadura en su entre pierna que aún después de 3 años sigue teniendo la marca.

Decidimos irnos a Perú, estuvimos 3 años allá y no hubo día que sus abuelos (nuestros padres) no nos dijeran que extrañaban a Fabricio y realmente a el me hacía tanta falta su familia, todas las noches lloraban anhelando estar en casa, mi hijo merecía estar con su familia, crecer, compartir y disfrutar, el tiempo pasa, se hacen viejos los abuelos y eso no se recupera.

Al caer la pandemia decidimos que ya era el momento de venirnos, el 16 de marzo cumplimos un año de haber regresado a casa, Fabri se fue de 2 años y regreso con 5años, no hay día que no me agradezca a Dios por permitirnos regresar a casa.

Desde que llegamos solo disfrutamos de nuestra familia y Fabricio es un niño feliz, sus abuelos se llenan de felicidad con ellos, los ojos le brillan al verlo. Eso es vida, quizás no tenemos lujos pero no hay nada más valioso que eso.

Todos los domingos se lo dedicamos a las bisabuelas, mi niño tiene la dicha de tener 3 vivas, yo solo pude conocer a una sola de mis bisabuelas.

El día de ayer fuimos a visitar a la bisabuela paterna, la mamá de mi papá, estuvimos toda la tarde compartiendo con ella, mi niño estaba muy emocionado de ir.

Fotos tomadas con mi Blu G8.

Mi hijo es muy cariñoso y delicado, le daba miedo hacerle daño a la abuelita, supongo como la ve en silla de ruedas siente que es frágil y debe cuidarla.

Decidimos irnos como a las 6 de la tarde, fuimos al negocio de mi madre y como madre preocupada nos guardo comida, creyó que no habíamos comido y si algo me ha enseñado la vida es que hay que ser agradecidos y no despreciar nada, así que nos sentamos a disfrutar de la comida que nos guardo mi madre con tanto cariño.

Al terminar de comer nos quedamos un rato con mi madre, cuando iban a ser las 9 de la noche nos fuimos a casa. Llegamos nos dimos un rico baño y nos acostamos a ver películas preparándonos para dormir.

Si tienes la dicha de tener a tus abuelos vivos, disfrútalos, dales amor, los abuelos son únicos, su amor es puro.

Ten una semana llena de amor y prosperidad, recuerda siempre hay un lunes para empezar de nuevo, para empezar la dieta, para no rendirte e intentarlo de nuevo

Me despido con mucho amor y gozó, escribirles acá mi vida me llena de alegría de verdad. GRACIAS.

Todas las fotos son de mi autoría, tomadas con mi teléfono celular Blu G8.