Mi día comienza con la oración de la mañana en agradecimiento a Dios por su amor y por todas las cosas maravillosas que nos ha dado a pesar de la situación actual en mi país, Venezuela.

Después de terminar mi devocional de oración, me dediqué a una lectura bíblica exclusivamente del Salmo 7, un salmo que nos permite invocar la ayuda de Dios en momentos difíciles.

Después de terminar mis actividades de fortalecimiento espiritual, me dirigí a mi jardín, ya que necesitaba recorrer las áreas verdes donde las plantas de yuca están a punto de dar fruto, lo cual es algo especial después de seis meses de espera.

Revisé las plantas medicinales: orégano, malojillo, tutatua, sábila, poleo y plátano. Estas plantas están hechas especialmente para hacer infusiones que protegen nuestra salud.

El día transcurrió con mucha paz y tranquilidad, lo que me permitió ir a la jaula de los loros para cambiarles el agua y alimentarlos.

Mi esposa y mi hija menor decidieron cuidar sus uñas, limpiándoselas y pintándoselas, mientras yo trabajaba en la computadora, sobre el Día Mundial de la Poesía, en donde había planeado escribir varios poemas en diferentes comunidades, y esto ocuparía parte de la mañana y la tarde.

A la 1:30 p. m., almorcé, descansé y continué publicando por la tarde, aprovechando para comentar y votar otras publicaciones de diferentes usuarios.

A las 6:20 p. m., me senté a escuchar las noticias en mi celular y a ver un sermón en YouTube. Esto duró aproximadamente una hora y veinte minutos, lo que me permitió fortalecer mi conocimiento bíblico. Luego cené, descansé y me fui a mi habitación a dormir.

Mientras me dormía, escuché música instrumental para conciliar el sueño más rápido.

La verdad es que pasé mucho frío por el aire acondicionado, que me despertaba a cada momento para ir al baño hasta que finalmente a media noche pude dormirme completamente y descansar como había esperado con ayuda divina.