Cómo convivir con la suegra y no morir en el intento / Menos mal que la mía ya estiró la pata

¿Cómo te la llevas con tu suegra?

En primer lugar, mi suegra estiró la pata hace ya varios años y, honestamente hablando, nos tratamos muy escasamente, debido quizás a que teníamos personalidades incompatibles (tanto ella como yo). Tal vez la señora era un tanto introvertida y de pocas palabras, y, por mi parte, yo jamás me siento a gusto al lado de ese tipo de personas. En definitiva, a pesar de ser familiares, lo que compartimos fue pura indiferencia.

¿Te ha tocado ser la suegra o el suegro malvado?

Soy suegro y reconozco que algunas veces fui un suegro antipático, porque me tocó hacerle malas caras al prometido de mi hija mayor. Pero era que el muchacho se la pasaba metido casi todos los días en mi casa y había que estar brindándole las comidas como si yo lo hubiera parido. Bueno es cilantro, pero no tanto. De ñapa era bien jartón y comía más que una lima nueva.

Luego se alejaba un poco, pero después volvía con el bochinche. Sin embargo, como tenía cosas y gestos de buena gente, yo le permitía que siguiera en sus andanzas.

¿Has tenido algún problema con tu suegra o ex suegra? Cuéntame todo.

Con mi difunta suegra los problemas no fueron directos conmigo, relativamente hablando. Ocurría que en torno a ella había propiedades por repartir a sus herederos y la señora tenía hijos favoritos. Sus predilectos eran sus querubines mayores, mientras que sus hijas (entre ellas mi esposa), eran seres relegados. A causa de esa situación, mi esposa salió perjudicada. De allí, lo mejor del caso es no recordar a mi suegra como para no despertar el rencor en mi memoria.

¿Qué me recomiendas para mejorar la convivencia con mi suegra?

La convivencia con otras personas con las que no estamos acostumbrados a compartir nuestros hogares, es una tarea que requiere mucha paciencia y tolerancia. Y eso se debe a que los individuos diferimos mucho de unos a otros. A todos no nos crían de igual manera. En eso influyen muchos factores y uno de ellos puede ser la cultura, de dónde proviene la persona, cómo la educaron, qué religión tiene, etc. No se trata de que por ser la suegra tiene que ser automáticamente una enemiga en potencia.

Si tu suegra quiere poner en práctica sus costumbres en tu casa, si el asunto no es malo, déjala tranquila. En caso tal de que la idea no sea tanto de tu agrado, no importa. A fin de cuentas, tu suegra está por tu casa solo algunos días, ¿no?

Ahora bien, si a la señora se le va la mano y te quiere faltar el respeto, ahí sí es verdad que a cualquiera se le puede agotar la paciencia. En esos casos ponle rigatón a todo volumen para que se aburra y se vaya rapidito de tu casa; y, cuidado, no la vayas a purgar, porque entonces te puedes meter en problemas con tu esposo.

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