Inválido Sinto las piernas

El cerebro es algo genial, nos hace locos y cuerdos, geniales y apocados. Saber manejarlo no es fácil, aunque tenemos pleno control.

Yo creo que tenemos una programación inicial y después vamos aprendiendo, porque todos somos más o menos iguales. Solo si viviéramos miles de años, creo que podríamos tener control absoluto de lo que sentimos y pensamos y ya no usar las ayudas que se nos dieron.

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Es tan elástico el cerebro que hasta si perdés medio cerebro, lo que queda asume lo que falta, es fascinante. Además, con procesos todo se puede aprender.

Mira lo que hicieron: estimularon con corriente el hipotálamo en ratones y ahora en humanos, aunque el hipotálamo era para otra cosa. Parece que creó nuevas conexiones en la médula espinal de quien no sentía las piernas después de un accidente, y con este sistema no solo sintió las piernas y calor, sino que las pudo mover. La emoción fue enorme de tener piernas muertas, ahora en procesos de volver a vivir.

Esto abre un nuevo enfoque en los tratamientos de la invalidez.

Parece que la médula espinal dañada crea, con lo que queda, nuevas conexiones y así es muy prometedor.

Parece que cuando la mente no lo puede hacer sola, con un poco de ayuda podemos hacer que logre estas cosas increíbles.

Imagínense que se descubra qué frecuencia de corriente maneja la vista o el olfato, o más allá, qué señal es la responsable de regenerar un diente o un brazo.

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Al final, todo lo que ocurre en el cerebro son actividades eléctricas activando químicos.

Se puede decir que el ADN es como una impresora 3D; va generando capas y capas hasta que logra hacer un organismo biológico complejísimo.

Con el tiempo creo que finalmente podremos descubrir el santo grial de la vida, ya que solo es información, solo somos datos bien organizados.

Somos como un libro que aún tiene páginas en blanco.

El futuro humano será capaz de manejar el espacio-tiempo, porque tanto el futuro como el pasado y lo que nos rodea es información.

Tal vez no sepamos el lenguaje o los métodos, pero tenemos algo mágico: podemos hacer preguntas, y hacer preguntas es el camino sin fin de humanos singulares y eternos.