Y es que hasta nací el último día del año, por lo que mi cumpleaños siempre se olvida, con el pretexto del "Feliz año" y demás menesteres.

Aprendí a leer a los 4 años, me obsesiona la ortografía y la higiene dental.
De todos mis hermanos, soy la única de pies planos, piel amarillenta y ojos verdes, que hasta cambian de color, según los ánimos que tenga el sol.

_{Fotografía captada con mi SmartPhone Xiaomi Redmi 8A Dual}

Todo mi lado izquierdo es unos centímetros más grande que el derecho y eso incide hasta a la hora de escoger mi calzado.
Además, a diferencia de la mayoría, no uso aretes o zarcillos, porque no tengo perforaciones en los lóbulos de mis orejas. Nunca lo ví necesario.

Soy cristiana pero nunca fui bautizada bajo la fe católica, ni crecí recibiendo el regalo del niño Jesús.

Esto no es nada, comparado con lo que viene a continuación.

Toda mi extraterrestrialidad pasó a través de un cordón umbilical y se multiplicó.

Soy mamá de una chica de otro planeta. Una nena con una enfermedad poco frecuente o Enfermedad Rara (EERR), llamada Síndrome de RETT. Un caso en 13 mil nacimientos, que se da principalmente en mujeres (eso lo hace más diferente aún) que pierden sus capacidades y hasta el uso de sus manos.

Aqui podrán leer un poco de lo que les hablo:

28 ciclos terrícolas

¿Qué es el Síndrome de RETT?

Mi vida y mis planes se fueron al caño.
Nada de lo que usualmente se hace en la cotidianidad, es usual para mí.
Levantarme y cepillarme los dientes, peinarme, tomar café, hacer yoga (por ejemplo), tomar una ducha, salir a trabajar, no. Nada.

Mi día a día se desenvuelve en vivir para otra persona, cambiar pañales, lavar colita, vestir, asear, cocinar, alimentar, mover, caminar, sacar gases, cocinar otra vez, alimentar otra vez, vestir, cambiar, ayudar, bañar y de nuevo el ciclo, cada día, durante 28 años, con muchos altos y bajos, muchos bajos, la verdad. Siendo enfermera, terapista, cuidadora y madre, intérprete y aseadora.

Hice una carrera universitaria que no pude ejercer y dejé de lado una vida que no pude vivir, con todo suspendido, aplazado.

Vivo una vida basada en la bondad de sus manos, torcidas, inquietas y en la gracia de su sonrisa dulce y adorable,
estudiando sus males, sus dietas, sus tratamientos, sus expresiones e interpretando el lenguaje de sus silencios.

Ella no pidió juguetes, ni viajes, ni celulares, ni fiestas, ni novios.
Yo no esperaré más que hábitos corporales y sonrisas que traduzcan su bienestar.

_{Fotografía captada con mi SmartPhone Xiaomi Redmi 8A Dual}

Juntas hemos sentido muy de cerca toda una gama de reacciones ante la rareza que representamos, de unos cuantos 'seres' y de otros tantos 'humanos' en nuestro recorrido.
Muchos, víctimas de su propia ignorancia y otros, de su poca voluntad para investigar.

Sobre la diversidad y la manera en que el planeta lo enfrenta, tengo unas cuantas tesis, muchas que horrorizan, considerando que estamos todos bajo un mismo cielo.

Y hay quienes tienen alma, vocación de servicio, espíritu de solidaridad, amor al prójimo y ¡empatía! con esos pocos nos quedamos y agradecemos.

Ha sido bueno, reflexivo, trabajoso, agotador, pero también nutrido, aleccionador y aventajado en cierta forma.

Viendo desde mi palco personal como los terrícolas se ahogan en un vaso de agua, con sus problemas, con sus malos hábitos, sus necedades y sus tonterías, siempre seguiré pensando que no saben lo que tienen, ni porqué lo tienen. Paso de largo con ellos.
No quiero más drama en mi lista.

En resumidas cuentas, el amor y el servicio al prójimo te forman, te hacen madurar y valorar lo que es preciado.

Siempre pido al cielo (y hasta mi petición es inusual), que de las 2, ella se vaya antes, porque sé que sin mí no podría sobrevivir. Suena cruel pero es muy cierto.

Voy por la vida creando conciencia sobre la Discapacidad, mostrando que hay valor en esos seres y principalmente amor.

Me gusta la ecología, clasifico los desechos sólidos en mi hogar y también intento aleccionar sobre la importancia de separar, reusar y reducir nuestra basura. Un asunto que la gran mayoría deja de lado, sobre todo en nuestro país. Pero hago mi parte, aunque parezca insignificante.

Siempre fui el "varón de la casa", la que reparaba todo, la de las ideas, la que sabía qué tomar para tal o cual dolor.

Soy rara y mi vida es rara, pero me ha enseñado su gran secreto, lo sé y me doy por pagada desde ya.