Concurso: Euforia por las historias - Bosque Fantasía

Esa noche regresó a su casa, su mamá en cama no se atrevió a contarle lo sucedido. Durmió junto a ella. Mientras dormían su madre le susurro al oído: "Nuestras partes elementales son puras, son naturaleza, cuando esta es manchada muere nuestra esencia, que es la misma del mundo."

Ella se despertó pensando que la fiebre le hacía decir incoherencias. Le dio un beso en la frente y se dispuso aún sin saber que pasaría a entrar a aquella cueva.

Cuando logra entrar siente miedo, pero a medida que se adentraba más este iba desapareciendo y encontraba paz. Al llegar al final, las luciérnagas comenzaban a iluminar el camino a seguir, al final muchas se posaban encima de un huevo morado, del tamaño de un avestruz. Cuando lo tocó comenzó a brillar, no entendía porqué, pero así fue.

Si quitaba su mano este dejaba de brillar, pero se sentía débil, si la dejaba allí. Este tomaba la magia de sus partes elementales, y necesitaba de ella para eclosionar. La joven recordó lo que había leído sobre el bosque agonizando y las palabras de su madre, la herida que le dejaron, fue tan fuerte que su parte elemental se contaminó.

Esta joven decidió poner su mano una vez más en aquel huevo, se sentía cada vez más débil pero sus manos no se retiraron de allí, hasta perder la conciencia. Cuando abrió los ojos aquel huevo estaba roto, las luciérnagas le alumbraban el camino de vuelta, al salir todo se sentía diferente, y el color había regresado al bosque. Su bondad le dio vida al dragón que se encontraba encerrado, este le acarició el cabello como lo solía hacer su madre.

La joven regresó a su casa y estaba vacía, recordó aquel dragón y sonrió. El bosque sigue colorido, el dragón lo cuida y en los árboles está el rostro de aquella joven, que entregó su magia y regresó a la naturaleza después de aquella sonrisa.