Nuestros mensajes al cosmos.

Hace dos siglos nadie sabía qué era la radio y si un viajero del futuro hubiera expuesto a una gente de hace dos siglos la tecnología de la radio hubieran creído que era magia, incluso los científicos de antiguas época que ya tenían conocimiento de la electricidad, a esos científicos les hubiera costado muchísimo creer que gracias a la electricidad se pudiera transmitir sonidos a grandes distancias sin que el emisor y el receptor estuvieran conectados.

Así que puede que dentro de dos siglos existe una tecnología que supere la radio y que ahora desconocemos por completo, sin embargo, la capacidad de poder captar ondas de radio puede conservarse en las civilizaciones más avanzadas y este detalle es importante, porque de la misma forma que nosotros podemos encontrar en un yacimiento arqueológico un hacha de piedra y podemos identificarla como tal, como una herramienta de piedra.

Quizás por muy avanzada que esté una civilización del cosmos, sí que pueda tecnológicamente localizar nuestras señales de radio e identificarnos como una civilización primitiva, eso sí, desde su punto de vista; aunque espero que no se identifique como una civilización prometedora.

Teniendo en cuenta que las señales de radio viajan a la velocidad de la luz, lo más seguro es que si captamos una, será una señal fósil, una señal emitida hace miles de años, aquí tengo que aclarar que no esperemos captar la señal de alguna televisión extraterrestre, no habrá HBO o extraterrestre o netflix extraterrestre, como las emisoras de música y noticias y las señales de televisión que emitimos al espacio terminan degradándose con la distancia, al cabo de unas cuantas decenas de años luz de distancia se vuelven tan difusas que terminan difuminándose con la radiación de fondo del cosmos.

Lo que sí podríamos captar son señales procedentes y potentes dirigidas, por ejemplo, a naves espaciales o lanzadas al cosmos como las que ya hemos enviado los humanos, por ejemplo, el mensaje de Arecibo o el mensaje enviado en 2016 en dirección a la estrella polar, un mensaje enviado por la antena de espacio profundo de la agencia espacial europea situada en cebreros en la provincia española de Ávila.

El mensaje interestelar en concreto duraba 866 segundos y era parte del proyecto internacional “una respuesta simple a un mensaje elemental”, así es cómo se llamaba, pues bien es ese mensaje no se espera que reciba una respuesta ya que la estrella polar se encuentra a 431 años luz de nosotros, no se espera una respuesta en nuestra época porque tardaría en llegar 862 años.

No se trataba de mandar una petición, más bien el mensaje era una recopilación de soluciones y experiencias de nuestra existencia como humanidad, fue como un mensaje lanzado dentro de una botella al océano cósmico.

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