Hoy les comparto los días martes, miércoles y jueves de este mes de agosto. Días que me han dejado un poco tambaleante pero inmensamente agradecida.

_{El frente de mi casa totalmente nublado.}

Desde hace semanas la lluvia está llegando cómo normalmente llega en estas épocas de invierno. Es natural, es lo normal, pero con el río tan lleno de agua las cosas no se ven tan sencillas.

Tengo amistades que trabajan en entes gubernamentales y les ha tocado trabajar en las acciones "preventivas" que toma el gobierno estadal. En este caso, estas acciones se basan en colocar sacos de arena por toda la orilla del río, o mejor dicho por las zonas en las que se nota que en cualquier momentos las aguas del río puedan desbordarse.

En la madrugada del 24 de agosto a eso de las 2:00 am cuando ya estábamos acostados llegó la lluvia. A mí me encanta la lluvia, el olor y la frescura que genera es muy agradable para mí. Los truenos, los relámpagos todo, todo lo que ocurre cuando está lloviendo es muy gratificante. Sin embargo, esa parte en la que el agua de afuera es tanta que no le queda más remedio que entrar a las casas, esa parte, esa parte no me gusta para nada.

La angustia de ver o de saber que podrían mojarse y dañarse muchos bienes es horrible. La impotencia de no poder detener la entrada del agua es horrible. El no poder dormir porque tienes que vigilar las entradas de tu casa o porque tienes que levantar los objetos para que no les alcance el agua es horrible.

Esa madrugada cuando ya eran las 4:00 am y no había parado de llover ni un solo segundo el agua inevitablemente entró a las casas en mi ciudad. Esa madrugada los San Fernandinos no dormimos.

Fueron muy pocas las casas que no sufrieron. El resto quedó totalmente inundado.

En nuestra casa el agua entró por el patio llenó toda la cocina y algunos cuartos. Mi esposo, mi papá y mi hermano menor ideaban diferentes formas de sacar el agua, sin embargo era una misión sin mucho éxito porque al estar las calles inundadas no había a donde lanzar el agua para sacarla.

Mi niños dormían serenos y tranquilos, ajenos a todo lo que ocurría, sin imaginarse que debajo de ellos había agua. Yo había levantado sus cestas de juguetes y también había desenchufado los electrodomésticos y la computadora. Realmente no habían muchos objetos que pudieran dañarse con el agua, aparte de las patas de las camas que son de madera.

Me comunicaba por Whatsaap con las personas vecinas a mi casa y con mis amistades que viven algo más lejos. Y todos estaban en las mismas, muy angustiados recogiendo y tratando de evitar que el agua hiciera estragos.

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A eso de las 6:00 am dejó de llover, y a Dios gracias por mi calle el agua drenó rápidamente. Mi esposo, mi papá y mi hermano terminaron de sacarla con tobos que iban llenando. Yo por mi parte ayudé con cepillo y haragán, hasta que terminamos de secar y luego de pasar un buen coleto, nos dimos un baños y nos acostamos a las 7:00 am.

Pero amigos, cuando me acosté y revisé los estados de whatsapp o del facebook ¡Me impresioné muchísimo! las calles estaban literalmente navegables y las casas de muchas personas tenían hasta medio metro de agua. Recibimos fotografías de amistades que tuvieron que subir sus refrigeradores sobre sillas y sus camas habían quedado sumergidas en el agua.

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Entonces pensé: "No nos pasó nada" "Liliana agradece" y di muchas gracias, gracias, gracias a Dios. Lo nuestro fue solo agüita que entró y no llegó a 3cm de profundidad, algo que al empezar a drenar se solucionó rápidamente.

Aún durante el día recibí noticias de amistades que todavía no habían terminado de sacar el agua de sus casas.

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Pido a Dios y lo hago en forma de agradecimiento, así: Agradezco que el río se mantendrá estable, agradezco que los drenajes funcionan correctamente y mi ciudad está y estará protegida.

El día 25 de agosto me enteré que ya hay muchos lugares que lograron superar la situación pero todavía hay otros en zonas más bajas que no han logrado drenar el agua.

Hoy 26 de agosto mientras escribo estas líneas me repito que todo está bien. Soy muy positiva y agradezco mucho todo lo que manifiesto, materializo y vivo, sin embargo, soy ser humano y este tipo de situaciones me tambalean. Me sujeto a mi certeza y continúo con fe.

Las fotografías las tomé de diferentes fuentes de mi San Fernando. La verdad en esos momentos lo menos que se me ocurrió fue tomar fotos. Pero siempre hay quién no abandona su teléfono y todo lo plasma en fotografías.

Post Data: Mientras escribo, se escuchan los fuertes vientos. Me asomo y veo como los árboles de mecen de un lado a otro cómo si dos entes invisibles los halaran de un lado a otro. Es una brisa fuerte. Mi esposo ya está maquinando alguna forma de detener el agua si empieza a llover y esta intentara entrar de nuevo. Me imagino que no somos los únicos a quiénes el corazón se les aprieta. Entonces vuelvo a dar gracias, gracias, gracias mientras le pido a Dios que esta brisa fuerte se lleve ese aguacero bien lejos y que no caiga en San Fernando.