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Saludos apreciada comunidad steemiana

En esta oportunidad quiero hablarles de un tema muy importante en el ámbito educativo el cual tiene que ver con la Inteligencia Emocional y la forma como todos los seres humanos somos corresponsales en la tarea de educar ese aspecto de nuestras vidas. Desde hace tiempo sabemos que la inteligencia no es sólo una cualidad que se reduce al aspecto cognitivo, es decir, que sólamente tenga que ver con el conocimiento de áreas específicas como por ejemplo: Literatura, Matemática, Deporte, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales entre otras, también trata de desarrollar otras aristas del ser humano, una de ellas tiene que ver precisamente con las emociones y en muchos casos educar este aspecto de nuestras vidas suele ser más difícil que educar saberes.

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Hoy en día, vemos muchos adultos en nuestro entorno que tienen gran dificultad en su control y manejo emocional y eso tiene que ver con el hecho de que si fueron a la escuela no recibieron una formación de su inteligencia emocional, se pensaba entonces que esto no era importante y que muy bien los padres podían hacerlo en casa. Por su parte, los padres, no necesariamente atentos a este asunto se preocupaban más por los saberes procedimentales y conceptuales que los atinentes a lo actitudinal. Tal situación, en la cual nadie (ni en la escuela ni en el hogar) estimaba la importancia de educar las emociones trajo como resultado lo referido al inicio de este párrafo, adultos con gran dificultad para gestionar sus emociones.

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En este sentido, muy conscientes de la necesidad de articular una educación para las diferentes formas de inteligencia, los sistemas educativos a nivel mundial han incluido la formación de competencias actitudinales en sus programas de estudio, no obstante, a pesar de este importante avance resulta una tarea cuesta arriba en tanto que son muy pocos los hogares interesados en participar activamente en el proceso educativo de niñas, niños y adolescentes, esto porque los seres humanos no hemos entendido que el mayor accionar educativo se da precisamente en el hogar, en el entorno cercano al estudiante, y que el mismo es un proceso continuo. Pongámonos a pensar en el tiempo que pasa el estudiante en la escuela y el tiempo que pasa fuera de ella, entonces, ¿dónde recibe mayor interacción y refuerzo de su conducta?

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Las emociones debemos estar constantemente gestionándolas desde el momento de nuestro nacimiento, a medida que se manifiestan los adultos cercanos debemos estar atentos y plenos de paciencia y sabiduría para apoyar a nuestros niños a conseguir ese esperado equilibrio. Un proceso emocional equilibrado o asertivamente autogestionado es base fundamental para el desarrollo de una autoestima sana. Un individuo con autoestima sana es capaz de socializar con las personas en su entorno sin herir las emociones de otro y expresándose con claridad y respeto.

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Un niño que entiende la naturaleza de sus emociones y las de otro es capaz de enfrentar con sabiduría y racionalidad el acoso escolar sin que lo afecte o le traiga graves consecuencias. Si vamos más allá, un niño o niña que es constantemente educado en su inteligencia emocional y sana autoestima es incapaz de participar en actividades de dañen a otros o a sí mismo. Si todas las personas responsables de niños, niñas y adolescentes nos preocupamos por buscar información al respecto y hacemos el trabajo de formación emocional que nos corresponde estaríamos asegurando la posibilidad de una humanidad futura mucho más pacífica, capaz de resolver sus problemas en el marco de la razón y la asertividad y no a través de la violencia.

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Existen muchas terapias y estrategia que permiten facilitar una gestión emocional tanto en pequeños como en adultos, y cada ser humano responde de manera muy particular generando sus propios mecanismos de autorregulación. A algunas personas o niños les resulta beneficioso la música relajante, a otros las respiraciones profundas por el tiempo que le permita conseguir la calma y a otros les funciona tomar un tiempo a solas, o lo que es igual tomar su espacio. Cualquiera que sea la alternativa debe ser apoyada y respetada por el entorno sin emitir comentarios que generen perturbación. Como bien sabemos, hay emociones positivas y negativas, pero lo desbordante de las mismas es lo que se debe gestionar, y en todo caso siempre es válido acudir a expertos para apoyar estos procesos.

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La gestión emocional es difícil para los adultos, que aparentemente tienen una perspectiva más racional de los problemas y sin embargo a veces se desbordan y ocurren actos de violencia, en este sentido, para un niño es mucho más difícil comprender la naturaleza de sus emociones, es por ello que siempre debemos optar por la validación, comprensión y respeto a las mismas en contraste con respuestas o comportamientos que puedan volatilizarlas.

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Lo que les he traído como reflexión es un tópico con mucha tela que cortar, esto es incluso un abrebocas para que nos motivemos a preocuparnos y ocuparnos por la educación de la inteligencia emocional de los más pequeños de la casa, no se arrepentirán. Hasta un próximo post, saludos a todos!

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Nunca desestimemos las emociones de un niño, niña o adolescentes, todas son importantes

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