A una persona que puede hacer bien el trabajo se le debe permitir hacerlo.

Bismillahir Rahmanir Raheem

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Un enfoque basado en el mérito: dejar que quienes superan las expectativas se hagan cargo El concepto de permitir que las personas que superan las expectativas en un trabajo asuman la obligación no es una cuestión de sensatez; es un enfoque realista de la eficacia, la eficiencia y el éxito organizacional.

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Esta directriz basada en el mérito tiene importantes sugerencias sobre diferentes espacios, desde los entornos laborales hasta las estructuras sociales, y promueve un entorno en el que la competencia es el modelo esencial para la toma de decisiones. Esta exposición investigará la base, los beneficios y los posibles desafíos de confiar ocupaciones a quienes son más capaces de desempeñarlas bien.

La meritocracia, el marco en el que a las personas se les dan oportunidades en función de sus capacidades y logros, es la base filosófica de la afirmación de que los empleos deben repartirse entre quienes pueden desempeñarlos con éxito.

Este enfoque contrasta con los marcos impulsados ​​por el favoritismo, el favoritismo o las cadenas inflexibles de mando, que a menudo debilitan la eficiencia y la moral. Cuando las tareas se asignan en función de la aptitud y la capacidad, los resultados suelen ser los más frecuentes. Ya se trate de supervisar una extensión, realizar una cirugía o planificar un programa, la calidad del resultado depende en gran medida de la capacidad de la persona a cargo.

Las personas competentes no solo aportan aptitudes especializadas, sino también capacidades de resolución de problemas, imaginación y capacidad de adaptarse a desafíos imprevistos. Permitir que estas personas tomen la iniciativa garantiza que los objetivos se cumplan de manera eficaz y eficiente. Beneficios de un enfoque basado en la competencia Uno de los puntos clave de asignar puestos a personas capaces es la eficacia.

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Las personas que superan las expectativas en sus áreas suelen establecer estándares altos para sí mismas y sus equipos. Los trabajadores se sienten más impulsados ​​a desarrollar sus aptitudes y a desempeñarse bien, sabiendo que sus esfuerzos conducirán a oportunidades importantes. Las personas talentosas suelen ser más competentes para abordar cuestiones complejas y adaptarse al cambio.

Cuando se coloca a personas capaces en puestos de responsabilidad, se genera confianza dentro de la organización o la comunidad. Si bien la regla de permitir que las personas competentes tomen el mando es convincente, su aplicación puede enfrentar desafíos: un enfoque basado en el mérito debe garantizar que todas las personas tengan un punto de equilibrio con las oportunidades para desarrollar y demostrar sus capacidades. Repartir constantemente tareas básicas a las personas más competentes puede conducir al agotamiento.

Las organizaciones deben garantizar que las cargas de trabajo se distribuyan de manera razonable y que las personas competentes sean respaldadas en sus funciones. En algunos entornos, las progresiones arraigadas o los estándares sociales pueden resistir una tendencia hacia la toma de decisiones basada en el mérito. Atender esa resistencia requiere una gestión sólida y una comunicación clara sobre los beneficios de los enfoques basados ​​en la competencia.

La regla de asignar puestos de trabajo en función de la capacidad se ha aplicado de manera efectiva en muchas áreas. La idea de que a una persona que puede hacer bien el trabajo se le debe permitir hacerlo está arraigada en los estándares de decencia, productividad y excelencia. Al centrarse en la competencia, las organizaciones y las organizaciones sociales pueden liberar el potencial humano, lograr resultados superiores y cultivar una cultura de confianza y respeto. Al final, permitir que personas capaces asuman obligaciones no es una decisión justa de sentido común: es un principio ético que beneficia a todos.

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