Saludos a todos los steemitas que hacen vida en esta comunidad. Hoy me uno a este interesante concurso que promueve, @anailuj1992, en el cual nos invita a contarles cómo es la relación que tenemos con nuestra suegra. Esta es mi participación:

Tengo 28 años con mi pareja, y cuando comenzamos nuestra relación, él tenía a sus padres lejos. Su mamá vivía en Caracas; y su papá, en Carúpano. Por ello, conocí a mis suegros ya cuando mi marido y yo teníamos un año de convivencia.

Desde que los conocí me parecieron excelentes personas. Por casualidad de la vida, si mis padres estuvieran vivos tendrían la edad que ellos tienen. Eso me permitió verlos como mis segundos padres.

Con los cambios económicos que ha habido en el país, las familias hemos tenido que hacer balances afectivos para tener una vida decente. Por ello, los padres de mi marido tuvieron que irse a vivir para Cumaná, al apartamento de soltero de mi marido; mientras que nosotros vivíamos en nuestra casa.

Todas las mañanas, íbamos a darles una vuelta y a llevarles lo que conseguíamos; comida y medicinas. Sin embargo, la zoga financiera asfixiaba cada vez más. Ya no ganábamos lo suficiente para alimentarnos bien ni para comprar los tratamientos de mi suegra.

Uno de esos tantos días de los apagones, mi marido y yo hicimos el ejercicio de proyectarnos al futuro, y decidimos que él se fuera para Chile a trabajar, ya que allá estaba su hijo, y así podría ganar para mantener a la familia.

El detalle eran sus padres. Mis suegros tuvieron dos hijos: mi marido y mi cuñada, que vive en Puerto La Cruz. Hablamos con mis suegros sobre la necesidad que teníamos de cambiar nuestras rutinas de vida para no sucumbir. Pero mi suegra se negó a irse con su hija; y tampoco se quería venir a vivir conmigo para Carúpano, ya que las condiciones de la casa que yo iba a ocupar no eran muy buenas: entonces decidimos dejarlos en el apartamento de Cumaná, con una chica que los cuidaba y a quien se le pagaba quincenalmente.

Así estuvimos un año; mi suegra tenía para ese entonces 87 años, y sus achaques de salud nos ponían a correr. Luego vino la pandemia, y no podíamos ir a atenderlos, por las restricciones que había.

Mi marido no viajó a Chile, sino que se quedó trabajando en Caracas; yo, en Carúpano; mi cuñada en Puerto La Cruz, y mis suegros, en Cumaná. Todos estábamos separados.

Mi marido habló con su hermana para que se quedara con mis suegros, ya que él no tenía dónde tenerlos en Caracas. Mi cuñada, que no trabaja, aceptó; y así ella se quedó a cargo de sus padres; mientras que mi marido cubría las necesidades económicas de estos.

Pero, mi suegra hizo que su propia hija sucumbiera enocionalmente, ya que se puso en huelga de hambre, porque no quería vivir en Puerto La Cruz.

Cuando mi marido me planteó el problema que tenía, no dudé en decirle que me la trajera. Y así llegó a mi casa, con un cuadro de desnutrición severo.

_{Mi suegra cuando la trajeron de Puerto La Cruz}