Ver declinar el día es un espectáculo hermoso

Un gran abrazo y full bendiciones a todos en esta gran comunidad de #comunidadlatina

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Ver declinar el día es un espectáculo hermoso y relajante es como la vejez, la pendiente hacia la oscuridad.

Me gusta ver desaparecer los contornos desoir los ruidos, acallar los pensamientos y relajar los músculos estresados.

Hay cosas que nunca te conté porque no sabías si lo ibas a entender.

Mi padre no siemore fue un hombre ejemplar. Algunas noches entraba en mi habitación, con el consentimiento de mi madre, para contarme un cuento.

Al principio era divertido, después comenzó con las cosquillas, juegos inocentes que un día me sobresaltaron.

A partir de ahí las noches fueron inciertas, me hacía la dormida, me acostaba antes de que llegara de trabajar.

No más cuentos, no más caricias.
Surgió efecto, no me molesto más, ya es mayor para cuentos le dijo a una madre que no las tenía todas con ella.

Comenzo ahí mi amor por la penumbra, por ese aislamiento, aún de día, que me retenía a salvo y en paz.

Cree un mundo paralelo, una burbuja de afectos imaginarios y un oído muy fino para no ser sorprendida.

Mi madre nunca me pregunto, fingió qué era normal esa rareza repentina, estaba creciendo, cosas de niñas.

La eche de menos, lamente que nunca se cuestionara ese brusco frenazo en las visitas paternales.

Pero lo peor no fue eso, comenzó a visitar a mi hermana pequeña, oia el mismo cuento un día tras otro, hasta que las risas de Susi me hicieron comprender que había comenzado con las cosquillas inocentes para llegar a la cumbre de la depravación.

Busque a mi madre, como pude le barre lo que nos hacía nuestro padre y, aunque parezca extraño y fuera de lógica, no lo creyó. Me dijo que dejara de decir esas cosas, que mi padre era una bella persona y que no envenerara a mi hermana con esos temas.

Tenía once años, no sabía a quien acudir, como evitar que entrara en su habitación, Susi tenía 6 años y no sabría distinguir el juego de lo demás.
Así que, en el colegio, lo conté a la profesora. La mujer quedó consternada pero no había pruebas y mi madre nunca lo delataria.

Nada que hacer más que lo que hacía, fingir dormir para evitar esos cuentos con final feliz.
No se como lo hice pero logre que mi hermaba durmiera conmigo y eso que discutimos mucho para tener habitaciones separadas.

Allí ambas nos acostumbramos a acostarnos de día, a ver llegar la noche a fingir dormir.
Ahora somos adultas, mi hermana apenas recuerda no tiene secuelas, gracias a mí.

Pero yo fui consciente del abuso y del abandono y desde entonces me acuesto antes que nadie. Es mi hora mágica, mi espacio, mi libertad.
Ahora ya lo sabes.

Autor:@wiliangel

Un gran saludos a todos espero les mi publicación de hoy sin mucho más que decir me despido