Hoy nos despertamos con mucha pena ya que se nos acaba nuestra estancia en Gili Air, una de las islas mas maravillosas en las que hemos estado nunca.

Después de preparar nuestras cosas, nos dimos una vuelta por la isla para terminar de explorarla y no dejar ningún rincón sin ver.

Nos llamó la atención una casa en mitad de una calle que estaba como abandonada y mi chica y yo comenzamos a fantasear con comprarla, arreglarla y venirnos a vivir aquí.

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Cuando estábamos caminando hacia el puerto, nos encontramos una pequeña tienda donde vendían productos hecho allí.

Nos llamó mucho la atención porque era como ecológica, es decir, prácticamente todo lo que vendían eran cosas que hacían a mano y muchos de ellos con productos que tenían en la isla.
Había carteles con frases hechas de madera y pintadas a mano, algunos muñecos hechos a base de fibra de madera y ese tipo de cosas aunque después también había camisetas y otros souvenir como platos, imanes que obviamente están hechos en grandes fábricas.

Nosotros paramos para ver la tienda y hacer unas compras de última hora.

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Llegamos al puerto y mientras sacábamos el ticket del ferry, me paré a hacer esta foto donde se puede apreciar perfectamente cómo es transparente es el agua y mas aún estando en un puerto donde entran y salen barcos constantemente dejando una huella de gasoil quemado.

Aún así, el mar luce un imponente azul turquesa.

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El viaje de vuelta estuvo bien y tranquilo aunque al llegar a Bali de nuevo, el ferry tardó en poder entrar al puerto ya que son muchos los barcos que llegan y hay un orden para desembarcar, así que se comenzó a mover y había gente que se mareó un poco.

Una vez allí, nos recogió un taxi y nos llevó hasta Kuta que era donde teníamos que alojarnos.

Para que os hagáis una idea de como son las carreteras y las distancias aquí, tardamos en recorrer algo mas de 20km casi 1 hora.

Un recorrido que en mi país hubiera llevado unos 15 minutos aproximadamente y esto es debido a que el sistema de carreteras y autovías no está demasiado conseguido, además hay muy poco semáforos con lo cual los conductores tienen que estar muy pendientes de los coches que se cruzan o se meten en contramano.

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Al llegar, soltamos las maletas en el hotel y salimos a comer que estábamos hambrientos.

Como llevábamos todo el viaje comiendo en warung (restaurantes locales), nos apetecía algo mas conocido, así que decidimos entrar en un Mc´Donalds.

La comida nos supo a gloria y proseguimos nuestro día paseando por el paseo marítimos de Kuta, que es la zona mas cercana al aeropuerto.

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Después de descansar, fuimos a la playa que estaba junto al hotel, a ver el atardecer.

En esta playa está prohibido el baño, ya que es una playa exclusiva para los surferos donde pueden verse mucha gente con sus tablas de surft cogiendo olas.

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Por la noche, volvimos a cenar en un warung pero estos iban a ser nuestros últimos noodles de este viaje ya que partíamos al día siguiente por la mañana. Así que nos lo comimos con ganas.

Al día siguiente, nos recogió un taxi que nos llevó al aeropuerto y comenzó nuestro viaje de vuelta.

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Aún nos quedaban, 16 horas de vuelo con una escala en Qatar, una espera de 2 horas hasta poder trasladarnos desde el aeropuerto de Madrid hasta Atocha donde cogeríamos nuestro tren y por último otras 2,5 horas de tren de alta velocidad hasta llegar a Sevilla que es donde vivimos.

En total fueron mas de 24 horas de viaje que le dejan a cualquiera el cuerpo destrozado, jejeje. pero ¿Saben que?

Sin duda valió la pena.

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Saludos @kikenexum