Sartenejas, 19 de marzo de 2016
Akel, Rizcalla
Miranda, Venezuela
Fuente de la imagen:
https://en.wikipedia.org/wiki/Fahrenheit_451
Fahrenheit 451.
Fahrenheit 451 es una obra del autor estadounidense Ray Bradbury que, originalmente, nace de la recopilación de cinco cuentos cortos escritos por él. En ella se relata la historia de Guy Montag, bombero dedicado a quemar libros, labor que le corresponde a todo bombero pues leer es un crimen.
Montag es un hombre acechado constantemente por su conciencia, un hombre que se cuestiona cosas en un mundo donde, se supone, no hay nada que cuestionar. Por este motivo Montag empieza a hurtar libros, libros que debió haber quemado pero que empieza a leer para tratar de entender el por qué hacerlo es un crimen. Todo esto desenlaza en la huida de Montag de su hogar y su reunión con un grupo de otros individuos que se dedican a la tarea de memorizar libros para que no puedan ser quemados.
Ray Bradbury fue un escritor aficionado estadounidense que nació el 22 de agosto de 1920. Se dedicó a formarse de manera autodidacta acudiendo constantemente a bibliotecas públicas para leer grandes cantidades de libros. Desde ese momento empezó a redactar sus primeros cuentos cortos que vendía a revistas. Vivió la mayor parte de su vida en California desde donde continuó con su labor de escritor hasta el 5 de junio de 2012 cuando murió a la edad de 91 años.
Por petición propia, su lápida lleva el epitafio: “Autor de Fahrenheit 451”.
Categorías descriptivas de los totalitarismos modernos
En el siglo XXI la idea de la aparición de regímenes totalitarios parece absurda ante la existencia de tantas fuentes de información y medios de comunicación que nos proporciona la tecnología, y aún más con la desaparición de las barreras que nos separan de nuestros iguales que viven en diferentes partes del mundo. Pero para Ray Bradbury esta idea no es descabellada. Es más, en su obra, Fahrenheit 451, deja muy en claro su opinión al respecto. La tecnología, la explotación de las masas y las minorías inconformes y sobre-protegidas provocarán el surgimiento de un régimen totalitario auto-impuesto donde nosotros mismos nos someteremos al yugo de la conformidad y la ignorancia en pro de un supuesto fin último que es la felicidad.
Todo régimen totalitario se fundamenta en una serie de ideas o bases que le permiten existir y asentarse en las sociedades humanas. Una de ellas es la concepción de una ideología comprensiva, es decir, un razonamiento tan sencillo y comprensible que pueda reemplazar con facilidad la necesidad de pensar o de tener ideas. Esto es justamente lo que sucedió en el mundo que nos describe Ray Bradbury en Fahrenheit 451. En algún punto de la historia del universo distópico en el que se desarrolla la obra, la sociedad alcanzó la concepción de que no necesitaban preguntarse el porqué o el cómo de las cosas, simplemente porque ya no tenían tiempo para ello y porque esto no les haría más felices. Todo debía ser inmediato, fugaz, veloz, rápido. Y ¿Qué mejor manera de lograrlo sino dejando de cuestionarse todo y relegándole el cómo y el porqué de las cosas a la tecnología? Todo es lo que es y punto.
Otra de las ideas o bases que fundamentan un régimen totalitario es la revelación de un propósito superior al ser, al individuo. ¿Qué mayor propósito que el de ser felices? Todos merecemos ser felices ¿No es así? La sociedad representada en Fahrenheit 451 parecía tenerlo muy en claro. Para ellos no solo merecemos ser felices sino que todos debemos ser felices. Pero ¿Cómo se puede hacer felices a todos? En el universo de Fahrenheit 451 fue necesaria la desaparición de las opiniones, la crítica y la controversia.
En este universo las sociedades humanas crecieron de manera acelerada y desmesurada y empezaron a aparecer cada vez más minorías que necesitaban ser defendidas pues debían ser felices como todos. Esto trajo como consecuencia que poco a poco empezaran a desaparecer las publicaciones literarias que tuvieran alguna clase de opinión, crítica o contenido controversial que incomodara a cualquier individuo. Por ello surge la necesidad de hacerse cargo de los contenidos ya existentes, labor llevada a cabo por los cuerpos de bomberos que, en vista de ya no ser necesarios para su antigua labor, son provistos de un nuevo propósito. Todo esto trajo como consecuencia última que la sociedad se avocara a la ignorancia, a los placeres y a la conformidad. De esta manera todos podían ser felices y por ello debían ser felices.
Ya hablé acerca de dos ideas o bases que fundamentan a los regímenes totalitarios. Una de ellas era la concepción de una ideología comprensiva y la otra era la revelación de un propósito superior. Además de estas dos ideas o bases fundamentales existe una tercera que es la aparición del mito. Éste último afianza a las primeras dos ideas. En el caso de Fahrenheit 451 el mito que surge es el de que ser inteligente, pensar y tener ideas son cosas aberrantes que atentan contra la felicidad de todos. Es decir, pensar es no ser felices. Las personas con muestras de curiosidad son tratadas como locas. Los individuos más inteligentes son sometidos a maltratos y abusos. Aquellos que se atreven a leer algún libro que pueda tener alguna clase de opinión o crítica son perseguidos y aplacados. En fin, no hay necesidad de pensar, saber o cuestionar. El máximo deber de todos es ser felices.
Todo esto me lleva a afirmar que en Fahrenheit 451 se nos presenta un verdadero régimen (o auto-régimen) totalitario. Además, me siento en la obligación de preguntarme ¿Será la censura (hoy en día) un medio utilizado para proteger a las personas o una simple herramienta utilizada para moldear su manera de pensar? Y ¿Será que la ignorancia es de verdad el único medio que existe para ser realmente felices? Lo único que puedo afirmar es que aún cuando el ser humano esté sumido en la más profunda ignorancia y esté convencido de ser feliz, no dejará de pensar, cuestionar y tener curiosidad. Es su naturaleza.