Queridos amigos, hoy es Jueves de experiencias de vida, un día especial en esta Venezuela convulsionada. Hablar de nuestras vivencias, muchas veces puede ser aventuras o simplemente vivencias.

En publicaciones antiguas que he realizado para Steemit en varias comunidades. He contado historias personales, historias de mi juventud, en las que mientras hacía senderismo disfrutaba de paisajes increíbles. También he contado historias de vida personal ligadas a mi propio trabajo, ya que como abogado la vida me hizo vivir en diferentes ciudades. Una de esas ciudades, prácticamente la última en la que estuve, fue Puerto Ordaz. Una ciudad industrial principalmente en el área de la minería, quizás la más importante para Venezuela después del Zulia.

Así fue como los últimos años viviendo en el estado Bolívar en la ciudad de Puerto Ordaz, me encontré con la mayor ambivalencia que pudiera tener un territorio lleno de magníficos paisajes, exuberantes, pero también uno de los territorios con mayor cantidad de minerales explotables y, de los cuales las ambiciones humanas hacen su aparición mostrando la cara más dura y cruel que puede tener el ser humano. Me refiero principalmente a las minas de oro y diamantes que en esta tierra son uno de los principales minerales a explotar.

Para comenzar quiero mencionar que ingresar a una empresa básica no es algo sencillo pues no basta con una hoja de vida profesional, puesto que antes de ingresar te hacen una evaluación física, psicológica, y psicotécnica, con el fin de saber si estas en condiciones intelectuales, físicas y psicológicas para laborar en condiciones propias de una empresa minera, claramente cuando me enfrenté a ese tipo de evaluación, me pareció que era exagerado, sin embargo mi primera área de trabajo fue ser el abogado encargado de la asesoría jurídica del campamento minero Los Pijigüaos lugar en donde se explota la bauxita, este mineral que sirve como materia prima para obtener la alúmina que a su vez será convertida en aluminio.

Vivir en un campamento minero no es incómodo ya que las instalaciones suelen ser óptimas para todo tipo de personal, en mi caso particular la vivienda que me asignaron era muy amplia y cómoda, pero la situación relacionada con la actividad es totalmente diferente, ya que estamos hablando de una Mina a cielo abierto en medio de la selva del macizo Guayanes cerca de la frontera del Estado Amazonas, y para ser explotada dicha mina, se utiliza maquinaria de gran volumen, una de ellas los llamados camiones Roqueros, cuyas dimensiones son prácticamente del tamaño de una casa, para mayor explicación, si fuéramos a utilizar uno de estos camiones en la ciudad, se necesitaría el espacio de dos canales para movilizar solo uno de ellos, dentro de la tolva de uno de estos camiones, se pueden estacionar dos gandolas de esas que transportan los contenedores de mercancía por toda Venezuela, al llegar a estos campamentos Mineros todas las personas que están allí tienden a desconfiar de personas nuevas, por eso los primeros meses no eres bienvenido, generalmente te aíslan el trato y, se hace muy difícil y, pesado vivir allí, porque muchos de ellos no solo te tratan mal sino que toman acciones de desprecio, al cabo de unos meses mientras que algunas personas poco a poco te aceptan, te integras a ellos pero, siempre con un grado de confianza.

Dentro de esta experiencia de vida de los últimos años me contrataron como el asesorar de un campamento minero de oro. No pretendo abordar este tema hoy por ser uno de los más difíciles. La minería de oro en Venezuela nos lleva a tener que hablar de historias muy difíciles, que personalmente no voy a describir para no molestar a nadie, pero sí sé que como experiencia de vida es importante comentarla. En esta publicación de hoy, solo concluiré con lo vivido en el campamento minero de Los Pijiguaos en el estado Bolívar, donde se encuentra la mina de bauxita más importante de Venezuela.

Concluyo diciéndoles a todos los que me leen, que nunca se dobleguen ante lo que la vida les presente, muchas veces nos sentiremos solos, muchas veces nos sentiremos despreciados, señalados e ignorados pero nunca podemos permitir que nuestro propio corazón acepte lo que otros nos tratan de imponer, nuestra propia fuerza de voluntad y un carácter firme, pero a la vez noble es lo que nos permitirá llegar a muchos lugares y también a muchas personas, después de casi 15 años en un estado minero, donde la mayoría de las personas te medían por quien eres y en que empresa trabajabas, también podías encontrar, que si hay personas de buen carácter y buen corazón, solo debes tener la paciencia de entender su cultura, diferente a la tuya y que después de un tiempo te permitirán entenderlos y hacerlos parte de tu vida y tu familia, nunca olvides que no importa si la tormenta te cubre por todos lados, lo importante es que no te detengas por esa lluvia, porque al final del camino habrá un techo firme y sólido que te cubra de la tormenta.