"Mi Virgencita del Valle"

Hoy, como siempre, yo siento la necesidad de hablarle a mi Virgen del Valle, como si estuviera sentada frente a mí, escuchando mis penas y mis alegrías. Desde que yo estaba chiquita aprendí a venerarla, a pedirle con fe, con esa fe que solo tenemos quienes creemos en ella, pero también aprendí a agradecerle por todas las bendiciones que me ha dado.

Con mi abuela siempre me llevaba a la iglesia a rezar, a encenderle una velita y a dejarle una flor. Me contaba historias de la Virgen, de cómo había ayudado a tantos pescadores y a su pueblo. Esa devoción por la virgen yo la asumí por el resto de mi vida, cuando escuchaba a mi abuela fascinada, de alguna manera, imaginándome a la Virgencita navegando en su barca por el mar, siempre dispuesta a socorrer a quienes la necesitaban.

Mi devoción hacia la Virgen del Valle con el paso de los años ha ido creciendo. En cada momento importante de mi vida, ella ha estado presente. Cuando me siento pérdida, cuando tengo miedo o cuando necesito un poco de esperanza, siempre acudo a ella y sinceramente siento de que nunca me ha fallado.

La Virgen del Valle es más que una santa para mí, es esa representación de nuestra virgen María, muchos y lo digo con toda propiedad como mujer, de que es como una madre, una amiga, una guía espiritual.

Hoy, en su día, quiero agradecerle por todo lo que ha hecho por mí y por mi familia. Le pido que siga protegiéndonos y guiándonos por el buen camino. Que nos bendiga con salud, trabajo y mucha paz.

¡Viva la Virgen del Valle, nuestra protectora!