De camino a casa, me encontré con un grupo pequeño de niños jugando béisbol en la calle. Su alegría y la sencillez del juego me conmovieron tanto. En un mundo dominado por la tecnología, ver que aún se mantienen este tipo de tradiciones me llenó de admiración y entusiasmo.
Su espíritu juguetón y su conexión con el entorno me recordaron la importancia del juego tradicional. Su alegria por algo tan sencillo como lo es un juego me enseñó que la verdadera diversión no reside en la tecnología como muchos hoy en día piensan, sino en la esencia de un juego con amigos.