Tengo 50 años trabajando con el deporte. Soy entrenador deportivo y preparador físico. Egresé de la ENED (Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos). Viví con pasión desbordante mi fase de entrenador. Asistí a eventos nacionales e internacionales, que me hacían explotar de euforia. Cada logro de mis alumnos; era mi logro personal. Actualmente, tengo atletas de muchas edades, tanto varones como hembras.

Ahora estoy jubilado y, contrario a lo que muchas personas piensan sobre el retiro laboral, yo he logrado, en este tiempo conjugar en armonía perfecta experiencia y pasión por el entrenamiento deportivo. Me vine del oriente de Venezuela a trabajar en Caracas; y mi mejor aliado para mantener mi espíritu joven y pensar siempre en tiempo futuro ha sido mi trabajo como entrenador.

Ya no formo atletas para competencias deportivas. Ahora me enfoco en formar personas para que tengan mejor calidad de vida, pues es el deporte la medicina ideal para la mente, el cuerpo y el espíritu.

Entreno a una familia completa. Desde la más pequeña: María, que tiene 8 años y es gimnasta. Mi compromiso es ayudarla en su preparación física. La veo dos veces a la semana y trabajamos con mucho ahínco. Ella, además, es una alumna brillante en su escuela, la mejor.

También le doy entrenamiento a su papá, amante del deporte, y aunque tiene algunos problemas con sus rodillas, está haciendo terapia y entrena con gran disciplina.

Además, entreno a su abuelo, Fran, un señor con un físico impresionante. No les miento si les digo que aunque tiene 86 años tiene la mirada y el espíritu de un niño de Muelle de Cariaco, capaz de salir a cazar iguanas y montar papagallos:

El doctor Villegas, su esposa y a su hija no se quedan atrás; ya tienen varios meses entrenando bajo mi dirección, y ellos son ejemplo de familia unida. Definitivamente, el deporte hace magia, y hace que establezcamos alianzas como cuando éramos niños y nos citábamos para jugar en la calle.

La mayor de todos es Alida, tiene 90 años, es la hermana-mamá de Fran. Tiene la inquietud de los colibríes y siempre está dispuesta a emprender nuevos proyectos; no en vano la llaman "La todo terreno".

Esta es una bella familia, que me recuerda a la de la "Pequeña Casa de la Pradera". No solo se dan amor entre ellos, sino que además lo regalan a manos llenas a los que como yo tienen la dicha de conocerlos.

Como pueden ver, ahora en lugar de exhibir trofeos, exhibo, con orgullo, los logros de mis atletas y el cariño que recibo de ellos como recompensa. Me siento afortunado de ser un entrenador deportivo.

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Me gustaría invitar a @albenis, @yola1 y @rosita1. Aquí la información