Debía tener como 5 años, le había solicitado a mi abuelo quien era el que solía complacerme los deseos, una hada madrina masculina, que deseaba un perro, una mascota. Mi abuela habría alegado que como nuestra casa que era muy humilde, no había cercado se podía escapar o robárselo. Esa tarde jamás la olvidaré, allí estaba mi querido abuelo una vez mas cumpliendo mis anhelos, con un cachorro en brazos, lo recuerdo como una fotografía, marrón de patas blancas con ligeros toques grisáceos en su pelaje, sus ojos de niño activo color miel, saltó sobre mí como si me conociera lo llamé Jaucito y fue mi compañero muchos años, tuve después muchas mascota…pero él es un recuerdo del alma.

_{Fuente.Pixabay}

Era mi último día en la universidad, estaba lejos de Maracaibo ( a una hora) en lo que se llama pasantía rural pues estudié odontología como primera carrera. Quería llegar a mi casa para celebrar, así que sin compartir con mis compañeros abrí la puerta de aquel centro asistencial para buscar mi viejo Ford Zephyr 80 que me llevaría a ver a los míos. Y de repente todo se volvió inolvidable, sentados sobre mi carro estaban mi mamá y mi hermano, la linda señora lloraba emocionada con unas rosas compradas en el cementerio en una de su manos y en la otra el disco LP de Adrenalina Caribe que yo deseaba, mi hermano junto a ella con una especie de pancarta hecha con papel Bond y marcador que decía…”gracias por ser como eres”…y ahora además odontólogo…un recuerdo para siempre en mi corazón.

Tengo cerca de 20 años como docente en un instituto universitario, en esa ocasión 2014 quedé seleccionada como madrina de la promoción, nombraron a una de las integrantes para que me entregara la carta donde por votación unánime había ganado. Sin duda un honor, la joven Ana Graciela con palabras entrecortadas me hizo la comunicación verbal y me entregó la misiva. Me abrazó y me dio las gracias, faltaban cerca de tres meses para el acto de grado. Una semana antes entregaron las togas y los birretes, Ana Graciela llevaba el suyo a casa, un fatal accidente automovilístico la llevo a una UCI, donde con una enfermera me envió una nota: que no se detenga el acto…Ana murió, me tocó ser la “madrina” de un ángel…así lo dije en mi discurso...un recuerdo siempre en mi mente.

La vida te sorprende, todo puede cambiar en un minuto para bien y para no tan bien, esos recuerdos de los cambios por pequeños que sean los guardas en tu corazón no solo para atesorarlos sino para vivir...Porque la vida te da sorpresas.

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